Alois de Liechtenstein, príncipe valiente, defiende la vida.
Alois de Liechtenstein ha dicho que —aunque en Liechtenstein se apruebe la legalización del aborto en referéndum, el próximo día 18— él no sancionará la ley correspondiente, necesaria para que se hagan legalmente abortos en su país.
Alois no es formalmente el jefe del Estado, pero su padre Hans Adam II le traspasó en 2004 la competencia —entre otras— de sancionar las leyes.
En este sentido, conviene saber que el Parlamento de Liechtenstein fue consultado igualmente sobre autorizar el aborto hasta las 12 semanas de embarazo y también votó en contra con abrumadora mayoría. En la actualidad, el aborto, en cualquiera de sus supuestos, incluso los practicados en el extranjero por sus ciudadanos, están penados hasta con un año en prisión.
Alois actúa en conciencia, y hace bien, pues todos tenemos la obligación de actuar en conciencia y no según las encuestas, como anuncia el señor Mariano Rajoy en el tema del aborto. Al final es un problema de honradez, pues admitido que una persona sensata está por la defensa de toda vida humana, solamente el miedo a resultar impopular retrae de defender la vida. Un miedo absurdo pues esos personajillos acomodaticios o amorales, el segundo caso sería el del actual presidente del gobierno, tienen un triste lugar en la historia, al revés de los valientes como el rey Balduino de Bélgica o ahora el príncipe Alois.
Además de santos, héroes, artistas y sabios, la sociedad necesita a personas ejemplares que sepan llevar su coherencia en los momentos difíciles y decir las cosas como son. Muy a menudo es su falta la fuente de grandes abusos, pregúntate en estos casos. ¿Faltabas tú?.
Luna
septiembre 8, 2011 at 12:33 am