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¿Dejarán de hacer abortos no médicos en el Hospital de san Pablo?

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En la web de «La Vanguardia»

El Hospital Sant Pau de Barcelona limita los abortos a casos  extremos

El centro aprueba un protocolo de derivación de  casos a Vall d’Hebron y al Hospital del Mar con el visto bueno del arzobispado

Barcelona| 14/10/2012 – 10:22h

Barcelona. (EUROPA PRESS).- El Hospital Sant Pau de Barcelona ha elaborado un protocolo de derivación de las interrupciones voluntarias del embarazo (IVE),  después de que la fundación, en que se encuentra el Arzobispado, aprobara prohibir los abortos voluntarios, si bien  acepta «interrupciones médicas del embarazo» en situaciones extremas –aborto  médico– con el beneplácito de la representación eclesiástica en el  patronato.

En una entrevista de Europa Press, el gerente del centro, Xavier Corbella, ha  aseverado que en el Sant Pau «no se practican interrupciones del embarazo  voluntariamente; se practican interrupciones médicas del embarazo». «Tú tienes  una madre que tiene un riesgo vital, tu vida corre peligro, tu feto es inviable,  entonces se practica una interrupción médica del embarazo», ha señalado el  gerente del Sant Pau, que ha aprobado un protocolo de derivación al Hospital  Vall d’Hebron y del Mar de Barcelona de los casos voluntarios que se adecuan a  la nueva legislación vigente.

«No rehuímos la responsabilidad médica, que se da en circunstancias muy  particulares, y que son 8 ó 9 casos al año a lo sumo», ha aclarado Corbella,  quien ha explicado que los casos excepcionales, y que el hospital recoge en un  documento, son seguidos por el comité asistencial y la comisión médica, bajo los  protocolos aprobados.

«Si vienes como mujer a realizar una interrupción voluntaria del embarazo»,  el caso se derivará a otro centro, pero ha justificado que el nivel de  excelencia de la unidad maternoinfantil del hospital obliga a atender casos  complejos que, en algunos casos, requieren un ‘aborto médico’.

En un documento interno, al que ha tenido acceso Europa Press, el centro  asume la interrupción del embarazo «en el caso de enfermedades maternas graves  en las que el embarazo puede ser, con alta probabilidad, la causante de un  desenlace fatal, justificado con informes detallados y apoyados por literatura  científica actualizada».

También se asume la resolución de aquellos casos en los que se diagnostique  una «anomalía fetal» que de forma altamente frecuente se asocie con una muerte  fetal o neonatal a corto plazo, y también en aquellos casos de dolencias graves  e incurables en las que el desarrollo neurológico impida una vida consciente y  de relación con probabilidad de dependencia extrema y persistente.

Síndrome de Down

No obstante, el Sant Pau renuncia de forma explícita a abortos por cuestiones  de enfermedades cromosómicas, como el síndrome de Down y el de Turnessr,  independientemente de que implique una discapacidad física o psíquica, pero con  excepción de casos en que se presenten marcadores adicionales de gravedad de los  apartados anteriores.

El año pasado, el Patronato de la Fundación de Gestión del Sant Pau, que  cuenta con Arzobispado, Ayuntamiento y Generalitat –con mayoría esta última–, aprobó derivar las IVE a otros hospitales y dejar de practicar abortos  voluntarios. De todas, formas se acordó elaborar un protocolo para garantizar el  derecho que reconoce la ley sobre interrupción voluntaria del embarazo y salud  sexual y reproductiva, pero en otros centros.

En junio del año pasado, el Arzobispado comunicó públicamente que vela por  que el hospital no practique abortos, y señaló que el centro nunca ha pedido la  acreditación como centro autorizado para la práctica de interrupciones del  embarazo.

Según el nuevo gerente del Sant Pau, el Arzobispado admite los casos extremos  contemplados en el documento y argumenta: «Este centro no practica –la  interrupción voluntaria– porque tiene esta condición de que en el patronato  está la Iglesia y, por tanto, se acoge a la objeción y nosotros estamos  totalmente de acuerdo y los profesionales también». «Otra cosa es que los  profesionales lo que sí que no encontraríamos normal es no poder realizar una  interrupción medica del embarazo cuando la vida de la enferma corre peligro o el  feto porque es una actitud médica un procedimiento médico», ha señalado  Corbella.

La derivación de casos voluntarios a otros hospitales de la capital catalana  ha generado malestar entre los profesionales del servicio de ginecología de los  citados centros por ver aumentada su carga de trabajo y su disconformidad de  erigirse como centros de referencia en la materia, han explicado médicos a  Europa Press.

El arzobispado lo admite en casos extremos

Preguntado por la cuestión, el Arzobispado se ha remitido a la Consideración  del embrión humano, emitida por el Institut Borja de Bioètica de la Universitat  Ramon Llull (URL) a favor de la vida, pero que entiende situaciones graves  extremas. De hecho, el texto señala: «En caso de conflicto grave, estamos a  favor de la decisión responsable y tomada en conciencia por parte de los  afectados».

El Instituto admite que en caso de despenalización de la interrupción del  embarazo en ciertos supuestos de conflicto grave que hacen prever un futuro de  dolor y sufrimiento para los implicados, se comprende la intervención como un  gesto de comprensión y acogida hacia las personas que se encuentran en  circunstancias difíciles, concluye.

Me pregunto:

¿Es que hasta ahora se realizaban abortos no médicos en este hospital?

Encontrando dos respuestas posibles. La primera es que igual los ejecutaba un vendedor de trombones o cualquier otro intrusista, que de noche es vidente y trabaja en los sorteos de televisión.

La segunda es todavía menos ética, por lo que habré de descartarla: Por cuanto el ejercicio de la medicina se entrega a la mejora de la salud y bienestar del paciente, las praxis ordenadas a causarles el máximo empeoramiento que cabe esperar (la muerte) es contraria a la dedicación del médico, luego no podremos hablar con propiedad del término «aborto médico» en ninguna circunstancia.

Buscando algún sentido a este galimatías, la única solución que encuentro es que estén haciendo uso intencionado de eufemnismos con los que ocultar y edulcorar una realidad rechazable de principio y por principios. No es una especial agudeza lo que me lleva por este camino disquisitorio, sino la rutina que genera el hábito de encontrar siempre lo mismo en los intentos de justificar abortos. lamentablemente, encuentro por este sistema que no hacen nada más, aparte de intentar engañarnos y burlar a nuestras conciencias y las de S.E.R. el Cardenal Sistach. Porque la especificación de la característica que describe el adjetivo de «médico» da a suponer una excepción casual, lo que nos haría entender la exclusión de los otros casos, algo así como si éstos fueran los buenos y los otros no y por esto, se dejen de hacer.

O es que un nuevo hábito -saludablemente moral- destierra el deleznable de matar a un hijo por consentimiento de la madre: Cuando es el médico quien lo determina y no siempre teniendo conocimiento la gestante. ¿Es esto un aborto médico y lo otro un aborto a secas?¿Quién lo hace deseable y cómo lo justifica?

¿Pues quién iba a ser? Por desgracia, está detrás de todo esto el Instituto Borja de bioética, manantial de despropósitos contrarios al Magisterio de la Iglesia, que está obstinado en alumbrarla, para desgracia de todos. tan éticos, que aprueban que se derive el resto de casos a otros centros, porque son rechazables. (Ladrones: Vayan a robar a can Borja, que en mi casa está pero que muy mal hacerlo.)

¿Cómo lo va a justificar? De ninguna manera, porque no es posible hacerlo, no es justo. Ni visto desde la extraña sobredimensión de casos, que no coincide para nada con las estadísticas en que se da la posible elección (méramente técnica, que no moral) del médico entre ambas vidas, situación que raya en la actualidad los índices de lo improbable. Pero es que tampoco es justo que una institución consejera asesore a la Iglesia en contra de sus propias convicciones y principios, ni que encuentre el subterfugio casuístico para convertirla en el perro del hortelano, que ni hace, ni deja hacer. La clave puede estar en cómo se justifican las intervenciones en el seno  de esta Diócesis, a través de un entramado de estructuras de marcada intencionalidad ideológica y afinidad a quienes disponen los cargos. Viene a ser el modo en que se llegan a dar por buenos los verdugos en los países en que las ejecuciones son públicas, ni más ni menos.

Bien, llevamos una parte avanzada, pero esto es relojería, por lo que resulta necesario que todos los resortes y engranajes tengan sus contactos para tener un buen funcionamiento. Éste no podría darse sin convencer a la opinión pública de que se está haciendo lo más santo, a la vez que se consiente lo que no se sabe evitar (Por no decir que de esto ya se encargan los de Borja). Aquí tenemos un fabuloso cuento sobre la ACAI, que viene como anillo al dedo. Quede claro que no han solicitado nunca el ingreso en la mafia de clínicas aborteras, pero tampoco ha de permanecer en la oscuridad que no es requisito para que puedan parcticarlos, ya que esta asociación es como una comunidad de vecinos: Se dedica a gestionar y decidir algunos asuntos en modo colectivo, pero no tienen la competencia de legitimar los quirófanos o a los aborteros y se puede tener un matadero de hijos sin pedirles permiso. Si nos dicen desde el Consistorio que tampoco han pedido wi-fi en el hospital, tendrán la misma razón para disuadirnos.

Y llega el cumplimiento de la «Ley Aído». Pues miren ustedes, señores del Consistorio: En la juguetería de la esquina no tienen estos problemas, ni los tienen ustedes tampoco. No existen en los hospitales en donde no se aborta, a menos que se busquen específicamente. Si quieren, pueden hacerse todos «Pionners» y obedecer la promesa de no beber nunca más, como hacen los miembros de este colectivo, pero nadie les obliga. Quede claro.

Tampoco este lenitivo conseguirá evitar que una angustia enorme recorra la mente de todo aquél que se pare a considerar que cuando se siguen haciendo abortos y se han prohibido los voluntarios, sólo se pueden hacer los obligados, por exclusión simple. Ni conseguirán que el feto que dan por inviable aumente su viabilidad dándole muerte.

Llegando aquí, ya no me pregunto a quién quieren engañar, sino ¿A quién pueden engañar? está claro, nadie va a creer que esta tramoya es un escenario real, pero van a conseguir que los partidarios del aborto tengan nuevas distracciones para dejar de considerar que el feto sigue adelante en su gestación hasta el momento del parto si no se despedaza o envenena y que haya un nuevo asidero para permtir la desidia que por parte de nuestra Iglesia se está dando en este caso, que no es otro que de probada incompetencia. Pero una incompetencia que toma aquí el cariz equívoco, al aducir la característica de excelencia del centro para tener que admitir estas matanzas, cuando no llegue la del Hospital del mar o Valle Hebrón… Excelencia que pueden rebajar intencionadamente, bastando con no mantener a los cualificados en lo que no debe hacerse.

¿Pero dónde queda la excelencia de la Iglesia? Olvidada por completo, cuando se hace tabla rasa de las consideraciones de doctores como Gerôme Lejeune o Jouvé y se entiende que puede hacerse distinciones cualitativas entre personas con síndrome Down y otras que sufren otras alteraciones, que es un gesto de comprensión el de suponer que los enfermos no tienen alma -Requisito imprescindible a mi modo de ver para practicarles la eutanasia activa- o que el banderillazo intrauterino es un gesto de acogida.

Por Iñigo Ruiz

Written by barcelonavida

octubre 14, 2012 a 4:09 pm

2 respuestas

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  1. ¡Bellacos! «El centro asume la interrupción del embarazo casos de dolencias graves e incurables en las que el desarrollo neurológico impida una vida consciente y de relación con probabilidad de dependencia extrema y persistente». Fdo. Dr. Josef Mengele, SS Hauptsturmführer. Auschwitz-Birkenau

    Manuel

    octubre 14, 2012 at 10:59 pm

  2. Iñigo Ruiz

    octubre 16, 2012 at 1:50 pm


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