
Viene siendo habitual que en las crónicas de las concentraciones contra el aborto del 25-V se encuentre la descripción de cómo se ha reunido de forma ilegal una manifestación en contra nuestra con actos violentos o intimidatorios.
Podéis ver que los organizadores contaron con bastantes medios, que editaron carteles y gastaron un buen platal . Sospechoso, muy sospechoso. Esta gente sin oficio -pero con beneficio- siempre disponen de todo lo necesario para perpetrar sus fechorías, también de la necesaria anuencia o despiste por parte de quienes tienen el cometido de evitar que se den actos vandálicos y de preservar la ley y el orden público. Por lo menos, hasta ahora. Parece ser que algunas cosas están cambiando un poco.


Ayer no comparecieron estos adláteres y tanto la concentración como la marcha por la vida fueron un remanso de paz. Cabe preguntarse por qué no vinieron.
Las webs que recibían subvenciones increíbles de partidos también increíbles se encuentran al borde de la mendicidad y del cierre, como Kaosenlared. Esta situación les ha llevado a confrontaciones y tensiones internas que se respiran en su anmbiente webero. Parece ser que «el nivel de trabajo de edición era tal» que se «hizo necesario» que algunas personas dedicaran todo el día al mismo, por lo que hubo que fijarles una nómina y «profesionalizarlos». Aquí se dispararon los gastos, por lo que las arcas quedaron como era de esperar entre anarcoides y algo había que hacer. Así que empezaron a contratar publicidad, lo que sentó como un tiro a sus lectores, que se quejan de que se han «vendido al capital», de que Kaosenlared «está del lado de la patronal» y lindezas parecidas. Quien quiera calcular el coste de su seguro, ahora lo puede hacer en este portal…
Organizaciones feministas que se habían situado en la vanguardia del cacao y de los palos dejaron de estarlo cuando entraron en coma económico, porque ya no eran útiles o imprescindibles al partido del poder (de antes) y dejaron de percibir la substanciosa financiación que les permitía el lujo de morar en un envidiable pisazo del Ensanche, otrora propiedad de un empresario burgués (del que es forzoso suponer que oprimía al trabajador, naturalmente.)Es el caso del «col.lectiu feminista Caladona», alojado actualmente en una casa de okupas de la calle Urgelll, traslado de la conocida «karbonera» tras su desalojo. Allá se las entiendan con el colectivo Rimaia, la competencia.
El kapital que todo lo pervierte les ha jugado una mala pasada y cuesta bastante volver a la esquina con el perro ya cebado, la flauta de calidad y la boina rasta de marca. Ya no es lo mismo de antes.
Pero la peor pasada se la ha jugado la realidad, siendo tan real que ya no hay manera de pervertirla. Esa policía que «tortura y asesina» no parece estar mcuho por la labor y queda demasiado evidente su actitud ante tantos testigos. Para empezar, son los mozos de Mas y no la Policía Nacional ni la Benemérita Guardia Civil. Un poco complicado para colgarles las etiquetas acostumbradas, porque el Honorable puede quedar en entredicho. Ni la fantasía más desbordada es capaz de encontrar en su pulquérrima actuación el menor atisbo de tortura ni de asesinato, pero lo que más les duele es la profesionalidad con que se conducen estas fuerzas del orden entre esta ausencia de actos represivos.
Sí, les molesta y deja en evidencia que baste con que los agentes les marquen el terreno que deben pisar y no les dejen pasar de lo acotado, que sean justos y ecuánimes y que cuando escriben un artículo con sus sueños sobre la injusticia que se ha obrado contra ellos, no salgan fotos mejores que la de arriba, tomada de uno de estos mentideros. No pueden mostrar sangre de los suyos, porque no la hay. No se atreven contra ellos porque saben que su postura es firme y que las cinco o nueve «bombonas» que acompañan a la manifa no son para trasladar a los agentes, sino a los detenidos que haya menester. Se acabó lo de orinarse encima de ellos .
Y además toman grabaciones de vídeo para los atestados que hubieran de hacer, teniendo bastante fichados a algunos energúmenos habituales. Esto les para más los pies que si la policía torturase de verdad y asesinase al primero que pasara. Se ven como ovejas conducidas al redil y no encuentran otro medio de evitarlo que el abucheo con la mitad de la boca que no es visible, la cacerolada desde algún piso estratégico en la avenida Gaudí o el lanzamiento de objetos . ¡Qué distante esta actividad de la de aquellos «chisperos» del 2 de mayo madrileño!. Normal: Hay valores que promueven unas actitudes y carencias de ellos que las frenan.
Hay más, claro que hay más. Cada vez que «no hay malos», hay alguno. Pocos, muy pocos. Porque ellos se dividen entre solidarios y aguerridos, por decirlo de una manera elegante. Los aguerridos quedan siempre, aunque no les hayan enviado a sabotear nada, aunque no sea requisito para que se les mantenga su «asociación» con el cheque trimestral. Son la parte más noble de esta facción, verdaderamente dignos de servir a una causa mejor -aunque no lo sepan.- Si no fuera porque el mal y la pena quedan hechos y porque ofenden a Dios y a la Santísima Virgen, me gustaría ir acompañado de sus gritos. Lo siento, soy así de íbero y admiro él valor. Valor que es necesario para ser tres ridículos entre doscientos, para silbar un poco en lugar de tirar piedras, para llevar las de perder en todos los sentidos y ser casi ignorados en el meollo. «Casi», porque rezamos por ellos.
Y sigue habiendo más. El laberinto se les hace ya mareante. Si resulta lioso de sí el intento de justificar que matar a tus hijo es derecho de la mujer entre los abusos del macho, decir que somos «ultracatólicos» cuando hay protestantes y hasta ateos entre nuestras filas, decir que estamos en connivencia con la Confrencia Episcopal y no encontrar jamás a Rouco Varela por allí, mantener que la marcha la organizan partidos «ultraderechistas» cuando casi no tenemos en España nada más a la derdecha del PP, es complicado. Pero oir que como cristianos reclamamos a nuestros obispos que regulen la situación en estos hospitales participados por la Iglesia o se retiren de ellos, ver cómo no nos paramos en barras en denunciar su falta de providencias al respecto y que en esto vamos más allá que ellos -que son anticlericales- les rompe los esquemas.
Esquemas que ya estaban rotos de antemano, porque no hay maners de ocultar que el aborto es una versión muy mal encuberta de violencia doméstica y que es la única «de género» por definición. Si a esto unimos los afanes anarcoides que les impulsan, encontramos el sinsentido de estar pugnando por conformar una civilización determinada dentro del establecimiento de una legalidad hecha a su medida y en contrasentido lógico, que resulte agraviante para la mujer en nombre de su libertad, mientras vituperan a quienes exigen que se deroguen unas leyes, que haya mayor respeto para el sexo femenino y la humanidad en general. Y lo hacen sabedores de que las conciencias ajenas no sufren por doblepensar, mientras que las suyas no salen de la obsesión. Sencillamente, porque no tienen salida.
Escribir en sus panfletos que vamos robando todo el santo día y que vendemos niños, que somos millonarios supone el reparo de contemplarnos luego en nuestra salsa y saber que han mentido. Si no les llega el arrepentimiento, sí puede hacerlo la vergüenza de que se nota demasiado su ficción, porque se han acogido a suposiciones inverosímiles.
Esto y ser cuatro cuando fingen que nosotros somos la excepción, los monstruos de vitrina, puede tener mucha fuerza disuasoria. Además, no arman el ruido que quisieran -como nosotros tampoco lo conseguimos- debido a una «omertà» o ley del silencio vigente en los medios de comunicación, que no cubren la noticia, la inventan (Como hizo La Vanguardia meses atrás) o la difunden con el rigor de Intereconomía, en donde no cabe lo panfletario que desearían y sí se dan muestras de absoluta realidad.
Y aquí está el motivo último de por qué no vienen ya. No es que se hayan cansado, tampoco son desertores. Sencillamente, ya no les llaman. El dispositivo policial cuesta un ojo de la cara, pero es necesario ponernos a un centenar de Mozos de Escuadra para evitar los disturbios que causa esta gente, mover una veintena de furgonetas policiales, una tropilla añadida de Guardia Urbana que corte las calles, etc… Cada festín no autorizado cuesta una millonada y la Delegación del Gobierno ha de estar harta de estos dispendios. Saben allí que la estrategia adoptada por los hospitales participados por la Iglesia es la de derivar los abortos a otros que no lo estén, que Sus Eminencias piensan cubrir el expediente con esta actuación, para presentar unas gestiones «saneadas» o blanquear los sepulcros con una mano de cal. Lo importante es ahora que pasemos desapercibidos para que se «aparque» el tema. Han visto que no nos pueden dar miedo con estas manifestaciones, que permanecemos inalterables y nunca respondemos a ninguna provocación y que aun aumentan la publicidad al agrandar la «movida», por lo que la mano negra que les enviaba ha decidido que es mejor que brillen por su ausencia.
Va a ser que una mano no puede pensar, pero no se ha dado cuenta de que lo que verdaderamente sucede allí no es que se pongan en ridículo unos exaltados intransigentes al mostrar histeria permanente y violencia contra quienes no responden nunca. La noticia es que allí logramos las necesarias Intercesiones del Espíritu Santo y de la Santísima Virgen y que por su Mediación vence la vida. No es por otro motivo que nos reunimos.
Por Luna