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Apostolado

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Apostolado

 Scott y Kimberly Hahn: Conversión de un matrimonio presbiteriano

>> Scott y Kimberly Hahn son un matrimonio norteamericano que ofrece el testimonio de su conversión al catolicismo. Este breve relato del libro “Roma dulce hogar” nos puede ayudar a ver el celo de un no católico y por otra parte la necesidad de conversión.

Me dedicaba con especial entusiasmo a los católicos, por compasión hacia sus errores y supersticiones. Me alarmaba su ignorancia, no sólo de la Biblia, sino de las enseñanzas de su propia Iglesia. Me daba la impresión de que los estaban tratando como conejillos de indias en sus programas de catequesis. Por tanto, hacerles ver los errores de su Iglesia resultaba tan fácil como acertar a patitos de plástico metidos en un barril.

 

Apostolado

 

Una niñita le estaba platicando de las ballenas a su maestra.

La profesora dijo que era físicamente imposible que una ballena se tragara a un ser humano porque aunque era un mamífero muy grande su garganta era muy pequeña.

La niña afirmó que Jonás había sido tragado por una ballena.

Irritada, la profesora le repitió que una ballena no podía tragarse a ningún humano; físicamente era imposible.

La niñita dijo, «Cuando llegue al cielo le voy a preguntar a Jonás».

La maestra le preguntó, «¿Y qué pasa si Jonás se fue al infierno?»

La niña le contestó, «Entonces le toca a usted preguntarle.».

 

 

 

Apostolado. Formación.

Aprender a comunicarse

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. «¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad», dijo el sabio. «¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!», gritó el Sultán enfurecido. Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: «¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes». Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: «¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondió: «Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado.»

 

 

 

AUDACIA

Nada hay más poderoso que una idea a la que ha llegado su momento.

Víctor Hugo

Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de las acciones de la gente perversa sino de los pasmosos silencios de la gente buena.

M. Luther King

Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa.

G. K. Chesterton. Escritor británico.

No es que nos falte valor para emprender las cosas porque sean difíciles, sino que son difíciles precisamente porque nos falta valor para emprenderlas.

Séneca

Nunca sabe un hombre de lo que es capaz hasta que lo intenta.

Charles Dickens

Las personas que intentan hacer algo y fracasan están definitivamente mejor que los que tratan de no hacer nada y lo consiguen.

Anónimo

La confianza en sí mismo es el primer secreto del éxito.

Ralph Waldo Emerson.

Si no tienes fe en ti, ¡quién la tendrá!

Anónimo

Quien no arriesga nada, arriesga aún más.

Erica Jong

Lo peor que puede hacerse es cruzar un precipicio en dos saltos.

Anónimo

Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.

Edmund Burke

Hay que ser ligero como el ave, y no como la pluma.P. Valery

 

 

Apostolado. Atreverse a más.

 

Quizá no nos corresponde actuar como se muestra en este relato, pero sí nos puede servir para darnos cuenta de que cundo hay amor de Dios los obstáculos son muy relativos. Esta narración está sacada del libro “Roma dulce hogar” en el que Scott y Kimberly Hahn nos cuentan su camino hacia la Iglesia católica. En el momento del relato ni él ni el protagonista eran católicos.

“El Dr. Francis Schaeffer, un gran catedrático, paseaba por París cuando vio a una prostituta parada en una esquina. Los alumnos, horrorizados, vieron cómo el profesor se acercaba a la mujer.

—¿Cuánto cobra usted?, le preguntó.

—Cincuenta dólares.

El catedrático la miró de arriba abajo y dijo:

—No, es demasiado poco.

—¿Ah, sí? Para los americanos son ciento cincuenta dólares.

Pero él insistió de nuevo:

—Aún es poco.

Ella contestó rápidamente:

—Ah, claro, la tarifa de fin de semana para los americanos es de quinientos dólares.

—Incluso es demasiado barato.

Para ese entonces, la mujer estaba un poco irritada. Con tono altivo dijo:

—¿Cuánto valgo para usted?

El doctor respondió:

—Señora, yo nunca podría pagar lo que usted vale, pero déjeme hablarle de alguien que ya lo ha hecho.

Y los alumnos vieron cómo su mentor, en ese mismo momento y lugar, se arrodilló con ella en la acera y la guió para una oración para ofrecer la vida a Cristo.

Scott y Kimberly Hahn, Roma, dulce hogar, p.29.

 

Apostolado

 

 

Jesús Urteaga explicaba de esta manera la necesidad de hacer un amplio apostolado:

“La santidad no es un patrimonio que pueda vivirse de puestas adentro. O la santidad es apostólica, con preocupación seria por todas las almas, o es pura filfa. Echad las redes en la calle. ¿No habéis recibido el sacramento de la Confirmación.

Tomad nota: os corresponde la promoción de la persona y su dignidad, defender la inviolabilidad de la vida humana, afrontar los nuevos desafíos de la bioética, promover la libertad religiosa, comprometerse en la vida pública, unir esfuerzos para establecer la paz en el mundo, poner en práctica la doctrina social de la Iglesia, trabajar en la prensa, el cine, la radio, el teatro, la televisión. Ahí donde se cuecen los acontecimientos humanos, ahí tenéis que estar vosotros, por vocación divina.

Revista Mundo Cristiano n.392, Noviembre 94.

 

 

 

Apostolado

 

Cuando el Papa estuvo en La Habana, el cardenal le comentó que, dado el actual momento, había decidido no hacer proselitismo, para evitar incomprensiones, roces…

El Papa lo miró. Tenía tras de sí la experiencia de tantos años bajo el comunismo. Sabía que este tipo de soluciones acomodaticias, incluso si eran de buena fe, terminaban aguando el cristianismo. Y le contestó con unas palabras de Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II:

—La Iglesia no puede no ser misionera.

 

 

 

Apostolado. Atreverse a más.

 

Quizá no nos corresponde actuar como se muestra en este relato, pero sí nos puede servir para darnos cuenta de que cuando hay amor de Dios los obstáculos son muy relativos. Esta narración está sacada del libro “Roma dulce hogar”, en el que Scott y Kimberly Hahn nos cuentan su camino hacia la Iglesia católica. En el momento del relato no era católico.

“El Dr. Francis Schaeffer, un gran catedrático, paseaba por París cuando vio a una prostituta parada en una esquina. Los alumnos, horrorizados, vieron cómo el profesor se acercaba a la mujer.

—¿Cuánto cobra usted?, le preguntó.

—Cincuenta dólares.

El catedrático la miró de arriba abajo y dijo:

—No, es demasiado poco.

—¿Ah, sí? Para los americanos son ciento cincuenta dólares.

Pero él insistió de nuevo:

—Aún es poco.

Ella contestó rápidamente:

—Ah, claro, la tarifa de fin de semana para los americanos es de quinientos dólares.

—Incluso es demasiado barato.

Para ese entonces, la mujer estaba un poco irritada. Con tono altivo dijo:

—¿Cuánto valgo para usted?

El doctor respondió:

—Señora, yo nunca podría pagar lo que usted vale, pero déjeme hablarle de alguien que ya lo ha hecho.

Y los alumnos vieron cómo su mentor, en ese mismo momento y lugar, se arrodilló con ella en la acera y la guió para una oración para ofrecer la vida a Cristo.

Scott y Kimberly Hahn, Roma, dulce hogar, p.29.

 

 

 

Soledad

 

(Adéntrate en el misterio de tantas personas, quizá no te buscarán, como el señor del hilillo, pero te necesitan)

Le fui a quitar el hilo rojo que tenía sobre el hombro, como una culebrita. Sonrió y puso la mano para recogerlo de la mía. Muchas gracias, me dijo, muy amable, de dónde es usted. Y comenzamos una conversación entretenida, llena de vericuetos y anécdotas exóticas, porque los dos habíamos viajado y sufrido mucho. Me despedí al rato, prometiendo saludarle la próxima vez que le viera, y si se terciaba tomarnos un café mientras continuábamos charlando.

No sé qué me movió a volver la cabeza, tan sólo unos pasos más allá. Se estaba colocando de nuevo, cuidadosamente, el hilo rojo sobre el hombro, sin duda para intentar capturar otra víctima que llenara durante unos minutos el amplio pozo de su soledad.

PEDRO DE MIGUEL, aparecido en Dos veces cuento.

 

 

Apostolado. Saber conectar con las peculiaridades de cada uno

 

Música para una vaca

Un día, el célebre músico Kung Ming-yi tocó música clásica ante una vaca. El animal continuó pastando, inmutable. “No es que la vaca no oiga mi música: es que no le interesa», se dijo Kung Ming-yi para sus adentros. Se puso entonces a imitar con su chin el zumbido de las moscas y el mugido de los terneros. Al instante la vaca levantó las orejas y, balanceando la cola, se acercó al músico para escuchar hasta el final su melodía, que esta vez tenía significado para ella.

Anónimo, Aparecido en Dos veces cuento, José Luis González

 

 

Apostolado. Respetos humanos

 

(La vergüenza que nos lleva a empequeñecernos y desaprovechar nuestras cualidades, nuestras alas, para el servicio de Dios)

Yo ejercía entonces la Medicina, en Huamahuaca. Una tarde me trajeron un niño descalabrado: se había caído por el precipicio de un cerro. Cuando, para revisarlo, le quité el poncho, vi dos alas. Las examine: estaban sanas. Apenas el niño pudo hablar le pregunté:

—¿Por qué no volaste, mi hijo, al sentirte caer?

—¿Volar? —me dijo—. ¿Volar, para que la gente se ría de mí?

Enrique Anderson Imbert,  Alas, en Dos veces cuento.

 

 

 

 

Apostolado. Respetos humanos.

 

El Señor tenebroso ha recuperado su poder. La situación se torna complicada, casi angustiosa. Dumbledore propone a Cornelius Futge, ministro de la magia, buscar apoyos, entre otros, los gigantes, que no eran malos aunque la gente los temía.

—No, no puedes estar hablando en serio, dijo Fudge. Si la comunidad mágica sospecha que me acerco a los gigantes… La gente los odia… sería el fin de mi carrera.

Estás cargado de miedo a perder la cartera, repuso Dumbledore, ¡Le das demasiada importancia a lo que llaman limpieza de sangre! ¡No te das cuenta de que no importa lo que uno es por nacimiento sino lo que uno es por sí mismo! (…) Da los pasos que te aconsejo y te recordarán como uno de los ministros de magia más grandes y valerosos; pero si no lo haces, ¡la historia te recordará como al hombre que se hizo a un lado para concederle a Dumbledore una segunda oportunidad de destruir el mundo que hemos intentado construir!

—No puede volver, no puede, no puede…, repetía Fudge negando una realidad evidente por no ser capaz de afrontar el coste político de hacerle frente a la situación.

HP IV, p.615

 

 

Apostolado. Salvar almas

 

Giovanni Palucci, último cuestor italiano de Fiume, localidad fronteriza con Yugoslavia, salvó unos cinco mil judíos enviándolos a un campo de trabajo que tenía su tío, obispo de Salerno. Permaneció en su puesto hasta el final a pesar de haber sido advertido de su inminente arresto, como así fue, seguido de torturas y asesinato. Era ferviente católico.

 

 

Apostolado. Formación.

 

Cuando Peter Kreeft analiza el libro “Roma dulce hogar”, señala, entre otras virtudes de este matrimonio de conversos: “su amor a la verdad y a la gente; a la doctrina y al discípulo. Este doble amor es el secreto de los grandes maestros”.

Scott y Kimberly Hahn, Roma, dulce hogar, p.10.

 

 

 

Ángel Custodio. Apostolado

 

Un día, San Josemaría recibió en Villa Tevere al arzobispo de Valencia, don Marcelino Olaechea, que llega acompañado de un canónigo. Aún están en pie cuando San Josemaría pregunta al anciano prelado:

—¿A quién piensa que he saludado primero al entrar aquí?

—A mí. Me acaba de saludar.

—Se equivoca, don Marcelino.

—A ver, explíquese, Josemaría.

—Cuando alguien va acompañando un personaje, hay que saludar primero al personaje, y usted viene con su Ángel Custodio. ¡Él es el personaje!

Hace muchísimos años, decía San Josemaría, quizá más de cuarenta, que no saludo a nadie sin antes saludar a su Custodio. Y esto ¡me ayuda tanto a vivir la presencia de Dios!

 

 

Apostolado. Papa.

 

Descansar en el Señor

En rueda de prensa en Varsovia, anterior al 4º viaje del Papa a Polonia (5-17 junio 99), Joaquín Navarro informó que en dos décadas de Pontificado ha visitado 160 países. Y en 1999 tenía previsto viajar a Armenia, Eslovenia, algún país de Asia y el lugar del nacimiento de Abraham.

Interpelado sobre si el Papa no fuerza demasiado la salud, respondió con unas palabras de Juan Pablo II: “Me espera toda una eternidad para descansar”.

Aceprensa, 81/99

 

 

Apostolado. Papa. Tenacidad.

 

París. Parque de los Príncipes.

Un universitario logra acercarse al Papa y le grita: “soy ateo, ¡ayúdeme!”

El Papa se le acercó. Hablaron a solas unos instantes. De regreso a Roma recordó a ese chico y le dijo a don Estanislao:

—Podía haberle ayudado mejor. Quizá todavía se puede hacer algo por él.

Escribieron a París. La respuesta fue algo así como “lo intentaremos pero va a ser más difícil que encontrar una aguja en un pajar”. Sin embargo, al final se localizó al muchacho y le dijeron:

—El Papa quiere que sepas que reza diariamente por ti y está preocupado porque quizá no resolvió tu problema.

—Bueno, replicó el muchacho, al salir de allí fui a una librería y compré el Nuevo Testamento, como él me dijo. Nada más abrirlo, encontré la respuesta que buscaba. Díganselo al Papa. Ya me preparo para mi bautismo.

M.A. Velasco, Juan Pablo II, ese desconocido, p.56.

 

 

 

Apostolado.

 

La multinacional Monsauto ha desarrollado un tipo de semilla denominado “Terminator”. En el patrimonio genético de la planta se inserta un gen esterilizador, productor de una proteína que inhibe la germinación. Conclusión: todos los años hay que comprar semillas nuevas.

Comentario: en apostolado sembramos a manos llenas, sin buscar beneficios personales, sin importarnos que otros recojan el fruto de nuestro trabajo.

 

 

Apostolado. Salvar almas.

 

Una ONG suiza rescata más de 800 esclavos del Sudán. Se llama Solidaridad cristiana universal.

Hay decenas de miles de esclavos sudaneses, casi todos hijos e hijas de cristianos o animistas, que fueron atrapados en el sur y llevados a la capital –Jartum— para servicio de árabes musulmanes adinerados. El gobierno los llama rehenes.

Es un negocio antiguo: “antes se veían largas hileras de esclavos encadenados, ahora se ven camiones de niños en la misma dirección.

Quienes intentan huir son marcados como reses de ganados o heridos en los pies para evitar que corran. Es moneda corriente la violación de mujeres o niños o la castración como castigo.

Aceprensa

 

 

 

Apostolado. Papa. Lucha.

 

En 1979 tuvo lugar el primer viaje de Juan Pablo II. Veinte años después, tras 80 viajes, volvía el Papa a México. Entonces sorprendió la energía del Papa, ahora, su cansancio. Un contraste que constituye una nueva fuerza persuasiva de su pontificado. El cronista del Corrière della Sera señalaba: “débil como está, lento en el caminar y en el hablar, Juan Pablo II, acogido por dos millones de personas, no ha perdido nada de su impulso humano y misionero con el que visitó México hace 20 años.

 

 

Apostolado

 

En una iglesia de una aldea alemana tenían un Cristo muy bonito y valioso. Estaba crucificado y la gente le tenía mucha devoción.

Durante la II Guerra Mundial cayó una bomba y, al explotar, le arrancó los dos brazos.

Al final de la contienda, los del pueblo, se planteaban restaurarlo. Pero alguien sugirió dejarlo como estaba, sin brazos. Se aceptó la propuesta e incluyeron una leyenda explicativa que decía así: “Vosotros sois mis brazos”.

Tengo necesidad de tus manos para seguir bendiciendo.

Tengo necesidad de tus labios para seguir hablando.

Tengo necesidad de tu cuerpo para seguir sufriendo.

Tengo necesidad de ti para seguir salvando.

Drinkwater

 

 

Apostolado. Implicarse con la gente.

 

Un matrimonio de Manresa estaba de visita por España. A la altura de Soria socorren a los viajeros de un coche accidentado. Los cuerpos, muy maltrechos, estaban cubiertos por mantas. El conductor, un muchacho de 20 años, decía:

-Que alguien me coja la mano.

La manresana se la dio y así estuvieron todo el rato hasta que se llevaron a los accidentados. Siguieron el viaje, pero en cada etapa, lo primero que hacían era llamar por teléfono para preguntar por su estado. Al final, se enteraron de que estaban ingresados en una clínica de Navarra. Decidieron modificar su itinerario y acudir a visitarlos.

 

 

Apostolado. Comenzar y recomenzar.

 

En el folleto del Domund de 1999 se lee: “Ser misionero es ir allí donde se es necesario, aunque no te quieran, y estar dispuesto a marchar de donde te quieren, si eres más necesario en otro lugar”.

 

 

Apostolado. Descubrir al que sufre.

 

Edith Zirer es judía y tiene 66 años (la anécdota debe ser de 1995 aprox.). Pasó 3 años en los campos de concentración y perdió a su familia. En 1945 los soldados rusos liberaron el campo de concentración. Dos días después llegó a una pequeña estación ferroviaria.

—Me eché en un rincón de una gran sala donde había docenas de prófugos. Wojtyla me vio. Vino con una gran taza de te, la primera taza caliente que probaba en unas semanas. Después me trajo un bocadillo de queso. No quería comer, pero me obligó. Luego me dijo que tenía que caminar para poder subir al tren. Lo intenté, pero caí al suelo. Entonces me tomó en sus brazos y me llevó durante mucho tiempo, kilómetros, a cuestas, mientras caía la nieve.

Recuerdo su chaqueta marrón y su voz tranquila que me contaba la muerte de sus padres, de su hermano, y me decía que él también sufría, pero que era necesario no dejarse vencer por el dolor y combatir para vivir con esperanza. Su nombre se me quedó grabado para siempre.

M. A. Velasco, Juan Pablo II, ese desconocido, p.20.

 

 

 

Apostolado

 

Vivía en Madrid San Josemaría Escrivá, cuando se enteró que un joven sacerdote trabajaba en una herboristería. La gente comentaba el acontecimiento con sorpresa pero quizá sin el dolor que sería de esperar en un cristiano. Y desde luego, nadie se planteaba que pudiera hacer algo por ese sacerdote. San Josemaría lo veía de otra manera. Localizó el establecimiento y allí se presentó.

—Buenos días, hermano, le dijo solo entrar.

Se citaron para hablar más despacio. Le convenció para que volviera e incluso le compró la sotana, que ya no la tenía.

Sacado de A.Vázquez de Prada, El fundador del Opus Dei, (I).

 

 

 

Apostolado. En primera línea.

 

Paul Johnson, escritor inglés, bastante polemista por cierto, escribió un libro titulado: “La búsqueda de Dios: un peregrinaje personal” (Planeta testimonio).

“Lo he escrito, decía él, para satisfacer algo que percibo como una necesidad generalizada. Cuando las conversaciones empiezan a girar —lo que suele suceder— en torno a qué nos creemos hoy, suelo preguntar a la gente si cree en Dios: normalmente me responden con un sí;  pero si insisto en lo que quieren decir con eso, dan la callada por respuesta o apartan la pregunta con bromas del tipo: “estás yendo demasiado lejos, querido Watson” o “detalla más la pregunta”. A la gente no le gusta decir: “no lo sé”, o admitir que, por el momento, han pospuesto su reflexión sobre el significado de Dios, o sobre el hecho de aceptar su existencia. Procuran evitar pensar sobre Dios de la misma forma que preferirían no pensar en la muerte. Incluso si intentan reflexionar sobre Dios, no saben cómo hacerlo. Por eso me decidí a escribir un libro, para ordenar mis ideas sobre Dios, con la esperanza de que su lectura ayudaría a otras gentes a hacer lo propio con las suyas.

Ha resultado más difícil de lo que hubiera podido imaginar, porque descubrí las carencias y los abismos de incertidumbre y duda que albergaba en mi interior. Tuve que dedicar muchas horas a la lectura, pero estoy satisfecho del trabajo realizado.

Estoy deseando medir mis fuerzas en un debate con los adalides del otro lado. Me da igual hacerlo en la radio, la televisión o cualquier otro medio: ha llegado el momento de asumir con firmeza las propias creencias y defenderlas.

Creo que vamos a vivir tiempos apasionantes en los próximos años, al comienzo de un nuevo siglo en el que Dios encontrará otra vez su plena justificación. La batalla será encarnecida. Si tengo fuerza, estaré en primera línea de combate.

Paul Jhonson, Devolvamos su sitio a Dios, La Vanguardia, 24-27 marzo 1997.

 

 

 

Apostolado

 

Julien Green decía así: es evidente: Dios lo es todo y está en todo. Pero nosotros no somos Dios. Hay que buscarle. Está lejos del mundo falso que cree en su propia realidad, el mundo del dinero, la gloria, el poder, el odio, el egoísmo, de todo lo que lo convierte en un edén de pacotilla. Es un gran esfuerzo ir hacia Dios (…). Es un esfuerzo y, al mismo tiempo, es muy sencillo. Puede bastar un Padrenuestro. Toda la religión está ahí. Cuando se recita pensando bien cada palabra se recibe un don que no está fabricado por hombre; entonces podemos decir que Dios viene a nosotros y que nos hace libres.

Sacado de Aceprensa.

 

 

Apostolado. No desaprovechar ocasión.

 

Stepinac, cardenal de Zagrev, fue encarcelado desde 1946 a 1951. Liberado por su precaria salud fue confinado a Krasic, su pueblo natal. Al llegar a Krasic extrajo de sus maletas doce vidas de santos que había traducido, homilías para todo un año, 84 sermones, comentarios a las letanías del rosario, etc. Todo ello trabajo de sus años de cárcel, en muy precarias condiciones. Fruto de la correspondencia de sus 8 años en la cárcel son más de 5000 cartas.

 

 

Apostolado.

 

Se extrañaba don Pedro Rodríguez, autor de la edición crítica de Camino, de que el fundador del Opus Dei, en sus Apuntes Íntimos, no hablara de sus lecturas. Es más, leyendo esas notas no se diría que es el autor de Camino. Tal vez el deseo de San Josemaría era precisamente ése, que no quedara nada propio.

Written by barcelonavida

julio 16, 2012 a 11:09 am

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