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y sigue la intriga…

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Written by barcelonavida

septiembre 4, 2013 at 8:40 am

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Un Gobierno que va y viene (Y por el camino, se entretiene)

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Hace ahora poco más de dos años, era el sábado, 8 de octubre de 2011. Soplaban aires electorales y se imponía una decisión política de cara al 20-N, día en que las urnas designarían la nueva Presidencia del Gobierno. En lo que parecía un arrebato de honestidad, Mariano Rajoy clausuró la convención organizada para presentar su proyecto de cara a estos plebiscitos manifestando su compromiso «con la verdad, aunque a veces, la verdad es incómoda de contar». Esclareció que los principios que debían caracterizar a su labor de gobierno -en el supuesto de ganar las elecciones- eran también «la valentía y la responsabilidad». Me permita ahora el Sr. Presidente del Gobierno que coloque un retazo de esta verdad sobre la mesa de su despacho, entendiendo que se mantiene en la misma línea y que es capaz de aceptar y responder a la incomodidad de oír la verdad, de la misma manera en que estaba dispuesto a contarla. Fue aquél día su interés personal y hoy es coincidente con el mío, por lo que no veo motivo de que se moleste.

Esta no es una entrada de análisis completo de gestión, ni siquiera de pretensiones políticas. Es un intento de elucidar qué se puede hacer para que algunos colectivos de víctimas  no salgan malparados en las especulaciones electoralistas, para que no sean más afrentadas. Los hijos, sus madres y la verdad han salido malparadas por el aborto y la injusta legislación que se le aplica en España, fruto de las aberraciones que han dado en considerar que existe un derecho consistente en despedazar a un español en lugar de darle amor, alimentos, protección y lo que sea necesario para que pueda vivir con dignidad. Mi hipótesis es muy sencilla: Si el Partido Popular hubiera obedecido al bien común y a los principios y valores que lo ordenan, se habría mantenido en una sola línea de actuación, en lugar de la intermitencia que vamos a encontrar. Nada habría que hacer por estas víctimas, ya que esta misma formación política habría tomado las iniciativas políticas, legislativas y judiciales pertinentes, devolviendo  la dignidad que siempre hemos reconocido a la vida humana.

Verdad que duele escuchar, pero que no pide anestesia sino reparación; que no habría de desmoralizarnos, sino más bien, devolvernos la confianza en que aún se puede rectificar. Al fin y al cabo, aún no hemos perdido todos la cordura. Tampoco estamos todos obsesionados por llegar al poder, o porque unas u otras siglas lo hagan. Sabemos que hay muchas otras cosas que están por encima de esto. Seamos pues honestos y reclamémoslas a todo riesgo, a todo trance.

Sí era urgente frenar al aborto

Cuando escribo esta entrada, lo hago dolido, No es que la gestión del PP haya resultado para mí una decepción, porque algunas declaraciones de su presidente lo auguraban de antemano. Es por ver que el sistema democrático se ha convertido en un obstáculo para el recto gobierno de nuestra nación, cuando se le supone todo lo contrario. Y por constatar una vez más que todo fraude es posible mientras se sepa justificar o se encuentre un medio para distraer la atención sobre el mismo. Pero lo que más me duele es nuestra indolencia absoluta, nuestra incapacidad para levantar la voz y denunciar estos atropellos, nuestra adicción al engaño tras el que poder parapetarnos. Me duelen España,  el alma y  este teclado, porque veo que nuestra impotencia se convierte en un escudo morboso. Contemplo que este siglo va a estar marcado por la satisfacción de no poder equivocarse al no poder hacer nada, esto me aterroriza. El hecho de que una madre mande despedazar a su hijo en sus propias entrañas o que lo haga envenenar ha pasado a ser una idea política, que determina si somos de uno u otro bando y que queda supeditada a unos cuantos usajes de tipo social que tienen valor hegemónico.

Permítame Don Mariano que coloque un hecho irrefutable sobre la mesa, arrinconando por un momento el chocolate deshecho y los bizcochos que nos recuerdan a Arrazola : En el año 2010 pidió la suspensión cautelar de la llamada «Ley Aído», con un fundamento claro, razonable y justo: La entrada en vigor de una ley que despenaliza el aborto causaría daños completamente irreparables, pues se considera que «todo tiene remedio menos la muerte». En caso de declararse esta ley anticonstitucional, no habría medio alguno de resarcir a la mayoría de las víctimas, ni de reparar los daños causados. Fue con este criterio que presentó un recurso al Tribunal Constitucional, pidiendo también esta suspensión cautelar y una resolución urgente (Que todavía no ha llegado). Cada día se mata en España a más de trescientas personas, por lo que resulta completamente inadmisible que la última salida dilatoria se la de postergar el anteproyecto de reforma de la ley del aborto por dar prioridad a la reforma del código penal.

Vea usted, Don Mariano, lo que han colocado sobre la mesa del Sr. Gallardón:

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¿El motivo? Un olvido.

No sé si lo tuvo sólo el Sr. Gallardón, si lo tuvieron todos. Pero sí puedo decirles lo que olvidaron: Lo urgente. Bueno, y lo importante también. Olvidaron que es mucho más urgente gobernar España que gobernar. Olvidaron que es más necesario ser humano que ser votado, el honor que corresponde a quien sirve con integridad, que la buena interpretación de unas estadísticas en donde parezca haber aumentado la popularidad.

No recuerdan lo que dijeron, no recuerdan lo que sentían. Tampoco lo que pidieron. Sr. Rajoy: Su responsabilidad (Aquél principio que iba a regir en su legislatura) habría de forzarle a hacer memoria. Cuanto menos, a abrir archivos y agendas, para decir al Sr. Gallardón: «¿Qué hay de esto?»

 Veamos como va Gallardón

En el Congreso de los Diputados respondió a la diputada socialista Ángeles Álvarez que «el legislador no debe ser indiferente ante estas situaciones, porque si se observa la realidad, muchas mujeres ven violentado su derecho a ser madres por la presión que generan a su alrededor determinadas estructuras, que en supuestos embarazos no deseados,. las hacen responsables únicas de estos conflictos». En la misma respuesta a la Sra. Álvarez, esta vez sobre si querría recortar el PP los [mal llamados] «derechos sexuales y reproductivos de las mujeres», afirmó que el PP «No solamente los va a recortar sino que va a aumentar la protección del derecho reproductivo por excelencia de la mujer, que es -a su juicio- la maternidad.» [A juicio del autor de esta entrada es el único y los demás, aspectos que derivan de él.] A juicio también del Sr. Gallardón -quien así lo dijo en esta misma intervención-, «Es insuficiente una legislación que se limite a proteger al no nacido mediante la tipificación penal del aborto y que no preste atención a la situación de la mujer que debe estar protegida.» Añadió a esto: «Es absolutamente insuficiente una legislación que se limite a la despenalización del aborto, sin remover los obstáculos reales que impiden a la mujer su derecho a ser madre, abandonando la protección al no concebido.» Puntualizó que «la ley [sobre el aborto que se supone aquí de una manera, luego fue de otra y luego no fue] se va a inspirar en eso: En el derecho de la mujer a la maternidad», que «Ninguna mujer debería verse obligada a renunciar a la maternidad por un conflicto familiar, laboral o social.» Y reseño algo importante: «Esos son los principios rectores», dijo.

«Dijo», pero donde dijo «digo», dijo luego «Diego», porque

Gallardón viene

En una entrevista en la Cadena Ser, anunció que la reforma de la ley que pretendía sacar adelante el Gobierno «buscaría volver a la situación de consenso» que sobre el aborto suponía en España, antes de culpar a Bibiana Aído de haberla roto con su ley. Vemos que aquí se retracta, que los derechos de las mujeres están supeditados a las negociaciones internas del Congreso de los Diputados, en donde la aprobación de una propuesta se hace para obtener una contrapartida y no por la justicia intrínseca que haya en ella. Vemos también que achaca a la ex-ministro de «igualdad» [Sic.] las culpas que sobre él mismo recaen con esta acusación, ya que la promesa electoral de proteger la maternidad -que luego veremos- supone un consenso con muchos ciudadanos que le otorgaron el voto creyendo en ella. Vemos también que la vida no vale tanto, que todo es bastante relativo cuando se empieza a negociar, que debe evitarse que se sienta resentida la estética de la foto por la «nadería» de respetar la justicia. Vemos, en fin, cómo se hace para llegar al poder y la importancia total y absoluta que éste tiene frente a todo. Lo que no vemos por ninguna parte es dónde está recogido formalmente este consenso, que toma la apariencia de pacto secreto. Quizá es que no tenemos derecho a mirarlo, somos ciudadanos y no gobernantes.

Declaró también por el micrófono: «Haremos una legislación que no tenga ninguna duda, que respete la Constitución y la realidad social».  No incidió sobre lo que había prometido el día anterior en el diario «La razón», la supresión del llamado «aborto eugenésico». No hay que ser tan reiterativo…

 Y Gallardón sigue viniendo

El día 23 de mayo de este año, confirma que su nueva ley del aborto incluirá un «supuesto de daño psicológico» para la madre. (Que digo yo, que es necesario suponer también que ninguno va a sufrir el hijo cuando lo maten). Esta declaración supone desdecirse de todo lo anterior. Alberga dudas, no respeta la Constitución ni la realidad social. Tampoco a la maternidad, ni mucho menos, la filiación. Ni los derechos humanos, ni las promesas electorales, ni… ¿Sigo?. No es necesario. En resumidas cuentas, no respeta nada. Se limita a devolvernos a 1985. Una ley «retro», que nos retrotrae a la que su padre en persona hubo de recurrir al TC.

Como había anunciado con anterioridad que suprimiría el «aborto eugenésico», ahora nos dice que no se va a hacer. Natural, antes iba y ahora viene… El bloguero «Elentir» señala con todo acierto: «No se podrá matar a un niño por ser discapacitado, pero sí por ser humano».

Por el camino, se entretiene

Gallardón y todo el Partido Popular. Me pareció muy sintomática la escena del triunfo electoral, tras el triunfo del 20-N: Típico balcón de la sede del partido que ha ganado, a donde se asoman los invictos para ser vitoreados por los suyos. Sus juventudes gritan con entusiasmo algo que sólo se escucho en directo y fue filtrado por todos los informativos: «Quita el aborto». Fue el clamor. No gritaban «hemos ganado», «Presidente, presidente». Pedían a voces: «Quita el aborto», «Quita el aborto».

Reclamaban  el cumplimiento del programa electoral, que establecía:

“La maternidad debe estar protegida y apoyada. Promoveremos una ley de protección de la maternidad con medidas de apoyo a las mujeres embarazadas, especialmente a las que se encuentran en situaciones de dificultad. Impulsaremos redes de apoyo a la maternidad. Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores.”  en su página 108.

 Fueron silenciados. ¿En nombre del «consenso»? No lo sé, pero una consigna recorrió el ramo del periodismo y todos los medios llevaban a conexiones con sedes locales o a cualquier otro punto, modificaban el audio o tapujaban como podían esta petición popular, que a sí misma hacía un partido que para mayor paradoja, tiene este adjetivo en su nombre. Hay para preguntarse quién había ganado y qué. (El cómo, lo estamos viendo).

A decir verdad, todo se silenció durante más de un año. Este tema fue tabú y podría haber permanecido entre la lista de los intocables que reciben los periódicos, los canales de televisión y de radio, hasta que quisieron presentar algo como novedad:  La diputada del PP Dolors Montserrat aclaró la situación:» No existe ninguna iniciativa formal más allá del compromiso del Ministro de Justicia de presentar un primer borrador antes de fin de año». Puntualizando que «Ni siquiera hay un anteproyecto que haya sido tratado por el Consejo de Ministros». Esto fue en agosto.

Un año y medio más tarde, parece haber perdido urgencia esta reforma, da la sensación de que no hay problema en que mueran cada día trescientos niños, pero descubrimos con sorpresa que sí se otorga especial interés a los simios y cefalópodos (Me encanta esta palabra, exponente al cubo de esta política.). En su favor sí se legisla. Ellos pueden acaparar la atención de la Cámara, que declara a menudo que aún no ha tenido tiempo para tratar sobre la reforma de la ley del aborto y siempre parece encontrar algo más importante.

Y siempre hay algo que entretiene

Cuando consiguieron apartar a los viscosos pulpos y dejar a los simios en el lugar legislativo que creyeron correspondiente, llegaron las «disensiones internas», lo que dio juego a una nueva dilación. Se emplearon como pretexto para no haber avanzado nada, como el alumno que dice a su maestro que no está copiando el dictado porque su compañero le hace muecas de desprecio. Esta es la responsabilidad que les vincula. O éste es el obstáculo que encuentran para actuar, cada uno lo vea como quiera. Pero ¿Puede presentarse ante la sociedad civil el patético escenario de un gobierno en donde sólo una persona trabaja en lo que considera el Gobierno más importante y aun parece hacerlo a título personal, casi como una afición? Si buscamos en el diario de sesiones del Congreso de los Diputados, veremos la ingente cantidad de horas que se han dedicado a todos los temas habidos y por haber, necesarios y no tanto. Estoy convencido de que muchos de ellos los encontraremos absurdos, prescindibles o de rango menor. No hablo ya de los que se han resuelto en modo correcto y los que se han tratado de cualquier manera, sino de que pocos -muy pocos a mi entender- asuntos hay de mayor importancia que la ley que nos traemos entre manos.

Puede que sea necesario otorgar los esfuerzos de nuestros dignos Ministros y Diputados a sucesos tan trágicos que supongan millones de muertos cada día. Puede surgir algún asunto urgente que se haya de anteponer, porque se rompa el mundo por la mitad o arda España entera por los cuatro costados, pero díganme si no hay que mirar de una vez por todas qué se hace con 180.000 muertos. No, no hay ningún error al escribir la cifra. Ciento ochenta mil muertos lleva el PP a cuestas, en su entretenimiento por el camino.

Don Mariano, ya es hora de que escriba aquí el texto que quizá no haya podido leer, pero que está en el cartel que dejaron sobre la mesa del Sr. Gallardón:

 

«Hay niños que nunca podrán sonreír: morirán antes. Por su culpa, señor ministro.

Usted podría hacer mucho por salvarles y no lo hace. Simplemente, como tantos poderosos de este mundo, mira hacia otro lado ante el asesinato masivo de niños no nacidos. No es “interrupción voluntaria del embarazo”, ni tan siquiera es “aborto”: es, en verdad, un horrible crímen.

Usted y su partido, el PP, prometieron la modificación de la ley del aborto, esa funesta ley impulsada por Bibiana Aído, y no han cumplido la promesa. Trescientos niños mueren cada día en España como consecuencia de una norma que, sinceramente, dudamos que pueda recibir el nombre de “ley”.

Usted, señor ministro, ignora sistemáticamente la protección de la vida del no nacido. Si la vida no está entre sus prioridades, permítanos dudar de la bondad de su jerarquía de valores. No queremos pensar que, entre sus convicciones, figure la de que el cuerpo del feto es el mismo que el de la mujer y que, por tanto, puede ser eliminado como si de un tumor se tratase. No queremos creer que no sepa lo que dice la ciencia al respecto. Tampoco queremos creer que no quiera que los niños sonrían, o que jueguen, libres, en un mundo que, poderosos aparte, sí los quiere. Proteja el derecho a la vida -el único que garantiza todos los demás derechos del hombre- y modifique la “ley Aído”. Ahora. No siga acumulando errores que cuestan, cada año, miles de vidas humanas.»

No estamos acostumbrados en la actualidad a esta presentación: No se da una ideología contra otra, ni un partido que pretende desprestigiar a otro del modo que sea. Tampoco se contempla aquí el aborto como una palanca para ejercer la oposición, ni como una traba para impedir el medro del gobierno. La triste, pura y llana verdad, la que duele decir (Y duele escuchar) se impone.  No le pido que dimita. Ni siquiera, que se justifique. No persigo esto, sólo quiero que puedan vivir estos niños, que no sean víctimas de la civilización, en lugar de frutos de ella.

Cuando vemos que no existe una verdadera voluntad de frenar este abuso, que sólo se ha dado un amago retrocesivo a otro abuso de igual calibre y que hasta ese pretexto se ha echado atrás «por haber asuntos de mayor prioridad», no podemos hacer más que preguntarnos qué les frena o qué les mueve, sin encontrar respuesta.

Por Iñigo Ruiz

Y ahora la excusa son las «prioridades»

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Azorín tenía un relato que define perfectamente esta situación en su libro «España».  Interesante premonición de cómo iba a actuar el gobierno del PP, escrita en 1860:

Arrazola

Don Lorenzo Arrazola es presidente del Consejo de ministros; en España no es muy difícil llegar a ser presidente del Consejo de ministros. Cuando Don Lorenzo se levanta por la mañana a las nueve y sale de su alcoba, comienza ya a gobernar; esto es una cosa terrible. Don Lorenzo sale con un gorrito en la cabeza; anda despacio; su cara está cuidadosamente afeitada; sólo unas patillas cortas, por el lado de las orejas. Don Lorenzo entra en su despacho caminando lentamente, un poco encorvadito; en él ya le espera Remigio; éste es su secretario particular, el hombre de su confianza.

Buenos días, Don Lorenzo -Dice Remigio-.

Don Lorenzo se detiene ante la mesa, tose un poco, acaricia instintivamente un libro y dice:

-¿Qué hay, Remigio? Qué tenemos hoy?

Remigio se pone serio, grave, como quien va a dar una noticia sensacional, desagradable; él la trae, en efecto, y es preciso que se la comunique a Don Lorenzo.

-Don Lorenzo -Dice Remigio-, ocurre algo grave; en esta noche pasada, en Córdoba…

Pero antes de que Remigio acabe de decir las cosas estupendas que han ocurrido en Córdoba, don Lorenzo, que ha estado tirando del cordón de la campanilla sin que la campanilla sonara, exclama un tanto indignado:

-¡Caramba, hombre!¡ Yo no sé cómo no arreglan esto!

Lo que quiere don Lorenzo es que le traigan el desayuno, y como la campanilla no funciona, Remigio sale y va a avisar. Al cabo de un momento torna éste y viene también una criada con una ancho tazón de café con leche y unos bizcochos. Don Lorenzo principia a desayunarse y Remigio comienza otra vez a contar los sucesos tremendos de Córdoba.

-Decía a usted, don Lorenzo -prosigue Remigio-, que en Córdoba han ocurrido en la noche pasada graves sucesos. Dicen las noticias que se acaban de recibir que…

Y al llegar aquí Remigio , don Lorenzo lanza un pequeño grito: «¡Caramba!». Es que uno de los bizcochos que había mojado en el café con leche y que ya se llevaba bien empapado a la boca, se le ha roto casi al llegar a ella, ha caído pesadamente y ha manchado un libro de la mesa y salpicado la levita de don Lorenzo.

-¡Caramba! -repite apesadumbrado  don Lorenzo-. ¡Yo no sé -añade- de qué hacen ahora los bizcochos!

Y entre él y Remigio comienzan a limpiar el libro manchado y luego las salpicaduras de la levita.  Ésta es una de esas ligeras contrariedades que no representan nada, que no son nada, pero que nos llenan de mal humor y que durante un largo rato, a pesar nuestro, hacen que no pensemos más que en ellas.  Las manchas de la levita de don Lorenzo no desaparecen del todo; Es preciso que Remigio vaya a buscar a la alcoba un poco de agua. ¿Por qué habrán caído estas manchas en la levita de don Lorenzo?¿No es esto verdaderamente desagradable? Cuando Remigio ha acabado de frotar y refrotar las manchas, se dispone, como es natural, a continuar su relato.

-Decía, don Lorenzo, que anoche en Córdoba…

Pero la criada que ha traído el tazón de café aparece en este momento para retirar el servicio.

-Mira, mira, Isabel -le dice don Lorenzo señalándolas manchas de su levita-. Mira estas manchas que han caído ahora; me voy a quitar la levita y la lleváis al tinte, para que esté aquí esta tarde misma.

Don Lorenzo entra en la alcoba, permanece en ella un momento y luego sale vistiendo otra levita y con la manchada en la mano; un reloj suena con diez sonoras campanas; un cuquito que se asoma y dice: cu cu, cu cu, cu cu…

-¡Hombre -dice este viejecito don Lorenzo-, las diez!

Las diez es la hora en que don Lorenzo tiene una cita trascendental con un personaje importante; comienzan él y don Remigio a andar hacia la calle; el coche espera en la puerta para llevarlos a la Presidencia del Consejo. Cuando don Lorenzo ha subido y se ha sentado en él, Remigio, que está subiendo y que va a sentarse también, se dispone una vez más a hacer el relato de los terribles sucesos ocurridos en Córdoba.

-Lo que ha ocurrido en Córdoba esta noche pasada -dice- ha sido que…

Pero Remigio no puede continuar.

-¡Diablo! -exclama don Lorenzo.

Es que don Lorenzo se ha acordado, al tentarse los bolsillos, de que la cajita de pastillas para la tos, que él usa, se ha quedado en la otra levita; no puede don Lorenzo pasar sin estas pastillas, y Remigio baja del coche y sube corriendo las escaleras para traerlas…

Podemos imaginar que la secuencia no termina nunca, que la infinita serie de incidencias o detalles sin la menor relevancia bastarán para que se postergue hasta el infinito el debido tratamiento de la grave situación que está atravesando la ciudad de Córdoba. Ya sea un motín, un terremoto o una terrible epidemia. Porque siempre hay cosas más importantes, ya sean simios o cefalópodos.

Y un día vienen con el pretexto de que inician su legislatura y necesitarán un cierto tiempo para tratar debidamente el asunto del aborto. (Hay cosas tan importantes, que deben aplazar el cumplimiento de su promesa electoral). Luego llegan los desacuerdos internos del partido (Como si fueran excusa). Más tarde, los tecnicismos y los bichos mencionados. Por último,  el código de derecho penal.

Todo -repito- todo es más importante que las trescientas muertes  diarias. Evitar que las madres encarguen matar a sus hijos en su vientre tiene un rango menor. Pretenden ése «Gobierno firme, Gobierno estable». Luego viene la lealtad. Ya saben: A España, a la Constitución y a la Corona. Sí: Tres dedos tienen y es imposible robarles el anillo de casado. No han demostrado nada más.

¿O sí? Sí, claro que sí: Acaban de apagar una de las dos velas que tenían encendidas. Una a Dios y otra al diablo, una de cara a la galería, con promesas de erradicar de una vez por todas la «ley Aído» para conseguir votos, y otra de mantener el aborto, porque está «consensuado». También de cara a la galería, también para conseguir votos.

De lo que es el recto derecho y la justicia a los textos propuestos para la reforma de la legislación sobre el aborto había un largo recorrido de puro funambulismo, que ahora se vuelve más fácil mediante el muy viejo (y muy español) truco de no hacer nada.

Talante pepero

Es el talante del pasivo-agresivo. Especialista en demorar sus actos hasta el infinito, en conseguir que tras la desesperación, bajen las ganas de obtener lo que se le pide, para ofrecernos al final un trabajo mal hecho y de mala gana, aderezado con la invectiva de que somos perfeccionistas y estamos buscando tres pies al gato, exclusivamente para poder quejarnos. Pero el servicio ha sido el más correcto que se podía esperar.

Y conseguir todo esto sin enojarse, riéndose en el ínterin con esa sorna del político que sabe freír la sangre a cualquiera. Porque esto es lo importante: En ganar elecciones, en gobernar, está la victoria. No importa el Gobierno.

Por Iñigo Ruiz.

Written by barcelonavida

julio 3, 2013 at 6:48 pm

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Una forma encubierta de eutanasia

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Después de haber leído esta noticia lo tengo muy claro: Al Gobierno no le interesa entrar en la fase desagradable del debate sobre la eutanasia, no quiere presentar su voluntad de terminar con las personas que no son económicamente rentables, dejando que en tiempos venideros, lidien otros este toro. Así será el PP el «bueno» o cuanto menos, quien no presenta las barrabasadas del PSOE.

Pero que eludan esta propuesta no quiere decir en modo alguno que no la lleven a término, sino que denota su falta de franqueza para actuar y una sutil manipulación de las consecuencias de los actos, con ánimo mimético. Todo entra en el juego que tiene por resultado que la eutanasia se aplica en España, ya sea la panfletaria historia de Sampedro, la no menos panfletaria película sobre este caso que se tituló «Mar adentro», el añadido a una propuesta de nuevo estatuto de corte independentista o la excusa presupuestaria para la eutanasia administrativa.

Y así, los culpables no son exclusivamente quienes proclaman que la vida tiene un valor relativo, quienes inventan que hay dignidad en morir sin sufrimiento y no la hay cuando se hace sufriendo (Que se lo digan a los mártires). Culpables son también quienes emplean los medios orientados a que los médicos no puedan  emplear sus medios para sanar a los enfermos. Y este es el caso de quien retira las subvenciones para trasplantes o cualquier otro cuidado del que dependa la vida del paciente.

Es por esta causa que está llamado a desaparecer la encomiable sección del Hospital Clínico de Barcelona, llamada Inther-unit. Pese a que sus resultados no pueden ser mejores. En contra de la eficacia y profesionalidad que ha demostrado a lo largo de su existencia, esta unidad -que se dedica a la experimentación en el tratamiento de quimioterapia para enfermos de cáncer- tiene los días contados. Mucho ha aportado a la ciencia, los pacientes estamos en deuda de gratitud, pero una falaz política de recortes económicos la va a suspender para siempre, estoy seguro.

¿Por qué, si una persona necesitada de un riñón puede morir de no recibirlo? ¿Por qué, si el enfermo de cáncer puede morir por falta de terapia? Pues precisamente, porque puede morir. Poco visible, poco polémico, ojos que no ven y corazón que no siente… Para nunca jamás.

Comprendo que estamos en tiempos de acuciante crisis económica, pero no puedo comprender por qué los recortes se han de hacer siempre en el imprescindible campo de la sanidad, cuando nunca lo haría a título individual una persona, por necesitada que estuviera. Si yo voy mal de dinero, dejo de tomar café, de tomar el metro y hasta de cortarme el pelo. Pero nunca dejo de pagar la medicación de la que puede depender mi vida por una cuestión de sentido común: Mi economía está para mí y no al revés. Si yo muero, ¿De qué me servirá el dinero?.

Sigue habiendo gastos muy injustificados en España, siguen los presupuestos generales del Estado con partidas desmesuradas que se destinan a utilidades de las que podemos prescindir, por no decir las subvenciones millonarias que reciben entidades particulares y no están orientadas al bien común. (Ni siquiera son de uso común). Siguen los sindicatos en su opacidad, mamando de la teta del Gobierno.

Persisten las ayudas a espectáculos y medios de comunicación que no tienen otra labor que el voceo de las consignas que nos puedan anestesiar a todos, pero se recorta curiosamente en lo que tiene por consecuencia aquello contra lo que no quieren luchar. Que lo digan abiertamente, que ya es hora de un poco de sinceridad en esta legislatura en donde no asoma nunca la asunción de valores y siempre la excusa de lo necesario. Que digan que no es necesario un trasplante de corazón, que eso son caprichos burgueses.

Mejor aún, que reconozcan de una vez por todas que son partidarios de la eutanasia y les faltan los reaños (única virtud de la izquierda) para admitirlo. Nosotros obraremos en consecuencia.

Por Señor Cangrejo.

Written by barcelonavida

abril 27, 2013 at 8:51 pm

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¿Es Gallardón culpable de los 54.000 abortos producidos durante el mandato PP?

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Las reacciones al anuncio de Ruiz Gallardón de suprimir el supuesto de aborto eugenésico ha producido las esperadas reacciones en el entorno socialista y los grupos abortistas: no se plantean si es ético eliminar la vida de un individu Lee el resto de esta entrada »

Written by barcelonavida

julio 25, 2012 at 12:24 pm

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