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Los engaños de Más… y de Cáritas

Atur + pèrdua de l’habitatge = EMERGÈNCIA SOCIAL (deteriorament personal i social)
El temps s’ha wshaurit: És l’ economia que ha d’estar al servei de les persones
Parece que amplios sectores de la sociedad catalana ven en la independencia el vehículo para recuperar la dignidad. Nadie duda de que la situación es preocupante, pero sería engañoso ver en la economía o en la política la raíz del problema sin percibir que existe una profunda crisis social que se manifiesta por ejemplo en estado de la educación, la inestabilidad familiar, el relativismo cultural y el individualismo.
Hacer creer, a través de unas cifras en algunos aspectos manipuladas, que el problema está la ausencia de autogobierno es engañar a la ciudadanía.
Este engaño no reside exclusivamente en el estamento político. A la salida de una iglesia vi un cartel de Cáritas en el que se hacía presente ese giro economicista.
Parece ser que la cruz de Cristo sigue siendo también para nosotros escándalo y necedad y el dinero «poderoso caballero» y cataplasma para cualquier herida.
Pobres y felices fueron María y José y muchos de nosotros tenemos que imitar ese maravilloso modelo.
Una sociedad que no quiere sufrir decide eliminar vidas molestas hasta percatarse de que la vida realmente molesta es precisamente la nuestra, la que tratamos de defender del dolor y que termina corrompida por nuestro egoísmo.
Del Parlamento inglés al catalán: tras la estela de Tomás Moro
En Inglaterra, en 1534, se exigió a todos los ciudadanos que hubieran alcanzado la edad legal que prestasen juramento al Acta de Sucesión, en la que se reconocía como matrimonio la unión de Enrique VIII y Ana Bolena. Se proclamaba el rey Jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, negando al Papa toda autoridad.
Juan Fisher, Obispo de Rochester, y Tomás Moro, Canciller del Reino, se negaron a jurar el Acta, y fueron encarcelados en abril de 1534 y decapitados al año siguiente. En un momento en que muchos se doblegaron a la voluntad real, su juramento habría pasado prácticamente inadvertido y hubieran conservado la vida, la hacienda y el cargo, como tantos otros
.Sin embargo, ambos fueron fieles a su fe hasta el martirio.
Tomás Moro es una figura muy cercana a nosotros, pues fue un cristiano corriente, que supo compaginar su vocación de padre de familia con la profesión de abogado y más tarde de Canciller, en una perfecta unidad de vida. Se encontraba en el mundo como en su propio hogar; amaba todas las realidades humanas que constituyen el entramado de su vida, donde Dios le quiso.
Seguramente en tiempos de Moro muchos católicos que no estaban por las tesis del rey emigraron a otros lugares, se decantaron por un apartamiento del mundo o tranquilizaron su conciencia con un “constato que no me afecta o que no puedo hacer nada”.
No fue esa la actitud de Moro, que supo seguir en primera línea, de hecho fue nombrado Canciller después del divorcio de Enrique VIII, y desde allí llevó una acción de gobierno tendente a mejorar la situación y en caso de no lograrlo, a salvar lo salvable. Una acción difícil que fácilmente acarrea críticas de las dos partes pero que los hombres grandes han sabido llevar a cabo con prudencia y sagacidad.
No ha servido de nada, afirmaron los acomodaticios, un martirio inútil. Sin embargo, el paso del tiempo ha dado la razón a Moro, y ahí están, como hijos espirituales de Moro, esa constelación de conversos, teólogos, polemistas, artistas, casi siempre de pluma afilada que todavía hoy en día, o quizá más que nunca, producen frutos de conversiones y de grandeza intelectual en el Reino Unido y en el mundo entero. Podemos citar a Newman y a Cherteston, a Lewis y a Tolkien.
También a nosotros nos toca una época convulsa abierta en tres direcciones: 1. pactar con la presente relajación de las costumbres, 2. apartarse del debate con un prudente no se puede hacer nada y 3. intentar cambiar lo cambiable aun a costa de sufir la incomprensión de unos y otros.
Urge trabajar en esta última línea. Urge trabajar con profesionalidad y presentar soluciones a los políticos y a la entera sociedad, máxime en estos momentos de crisis en los que se cuestiona el modelo social en todas sus dimensiones y casi nadie es capaz de señalar en dónde está el error del sistema.
La reunión del día 4 de julio con dos parlamentarias de la coalición que gobierna Cataluña es buena prueba de ese camino, habida cuenta de que la comisión que se ha creado contará con una amplia representación de los distintos sectores que han luchado y luchan por la defensa de la vida, desde Pro vida, que lleva 30 años en el frente, a la reciente Cidevida bcn, constituida por Marçal Quintairos y a la presencia de representantes de las diócesis catalanas.
Carlos Palos