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Figurantes en la concentración por la vida
Ya es de todos conocido que la concentración en favor de la vida que se reúne mensualmente frente al Hospital de San Pablo sufre el ataque laicista y proabortista de una contramanifestación convocada por grupos radicales de ultraizquierda, que nunca piden autorización para esta actividad. Vienen frecuentemente en nuestras crónicas y se pueden encontrar también en youtube.
Tuvieron dificultades que mermaron su contingente, como podréis ver en la entrada de este blog <<¿Por qué no hubo «malos» en la Hospital de San Pablo>>. Vieron también que la violencia que aplicaban no consigue amedrentarnos en absoluto y que la eficacia policial ha parado casi todos los golpes asestados, por lo que tuivieron que buscar nuevos modos para ejercer su intolerancia en modo eficiente, pero no evidente.
Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario han conseguido en esta última celebración, la del día 28 de diciembre. No fueron eficaces porque se veía muy bien quiénes eran y que actuaban de modo organizado, pese a pretender absoluta espontaneidad. No consiguieron salvar la absoluta evidencia por no saber disfrazarse adecuadamente de la «normalidad» que pretendían en el atuendo, estas personas que no están acostumbradas a ser normales. Pasar de la litrona en la mano o la camiseta del Ché Guevara al abrigo de trenka o chaqueta pija de esquí puede ser difícil, así como encontrar algo para la cabeza que pueda tapar crecidísimas rastas y extensiones de cabello.
De haber conseguido una buena caracterización que acompañara a un vestuario llevado con la mayor soltura que la costumbre otorga, habrían encontrado igualmente otros dos problemas, que no supieron solucioner porque no supieron ver: Sus caras no han cambiado y el grupìllo principal está comnpuesto siempre por los mismos. No sé cómo tienen los pies y podrán engañarme con un poco de harina -como en el cuento-, pero ya podrán disfrazar todo el cuerpo, que si no se tapan las facciones, digo aquello de la mona vestida de seda. ¡Ni una peluca se puso el calvo de siempre!
La segunda evidencia que obviaron (Y así les fue), la de sus voces. Muy peculiares las de camionera de algunas «miembras» [sic.] del colectivo Rimaia. Les aconsejo clara de huevo o gas helio de los globos hinchables, para modificarla.
Los veíamos de «transeúntes», con la falta de casualidad que supone venir andando en paralelo a la marcha. Ninguno la atravesaba en los otros sentidos o permanecía quieto en un lugar, mientras nosotros nos desplazábamos. Nadie en las mesas de las terrazas de los bares… Pero en esta mala coreografía (Que desesperaría a Garci y hasta a Almodóvar), nos gritaban lemas tan «espontáneos» como «Dejad a las mujeres decidir», «Sacad vuestros Rosarios de nuestros ovarios» y otros consabidos, que nunca han faltado en su ofensiva. No gritaron el de «La única iglesia que ilumina es la que arde» por primera vez; temerosos de que se les viera demasiado el plumero.
Con esta representación, pretendían dar una imágen de que este rechazo es el originado por la gente de la calle, dar un topico de lo habitual, muy diferente del que allí existe y que contrasta con la mala intención de esta puesta en escena patética e histriónica. ¿Qué otras respuestas hubo por parte de los «normales» de verdad? Unos se ponían en pie al vernos pasar, otros hacían la Señal de la Cruz o cuanto menos, guardaban silencio. A alguno ví corear el Credo cantado con nosotros. Y quien daba una muestra de rehazo, se limitaba a sonreir y menear la cabeza, como diciendo que estamos pirados.
No importa. No es esta figuración la que más me molesta sino la del Gobierno con sus promesas a principios de año, su falta de diligencia o la muestra de traición con afirmaciones posteriores de carácter abortista.
Quizá lo de los malos actores fue un vociferio infructusoso, como puede serlo el nuestro. Pero las palabras de Gallardón y de Rajoy o el silencio de otros muchos al respecto son lo que tiene auténtica influencia. Y estos figurantes son más patéticos y peligrosos que los otros.
Por Iñigo Ruiz
¿Dejarán de hacer abortos no médicos en el Hospital de san Pablo?
Después de leer esta noticia
En la web de «La Vanguardia»
El Hospital Sant Pau de Barcelona limita los abortos a casos extremos
El centro aprueba un protocolo de derivación de casos a Vall d’Hebron y al Hospital del Mar con el visto bueno del arzobispado
Barcelona| 14/10/2012 – 10:22h
Barcelona. (EUROPA PRESS).- El Hospital Sant Pau de Barcelona ha elaborado un protocolo de derivación de las interrupciones voluntarias del embarazo (IVE), después de que la fundación, en que se encuentra el Arzobispado, aprobara prohibir los abortos voluntarios, si bien acepta «interrupciones médicas del embarazo» en situaciones extremas –aborto médico– con el beneplácito de la representación eclesiástica en el patronato.
En una entrevista de Europa Press, el gerente del centro, Xavier Corbella, ha aseverado que en el Sant Pau «no se practican interrupciones del embarazo voluntariamente; se practican interrupciones médicas del embarazo». «Tú tienes una madre que tiene un riesgo vital, tu vida corre peligro, tu feto es inviable, entonces se practica una interrupción médica del embarazo», ha señalado el gerente del Sant Pau, que ha aprobado un protocolo de derivación al Hospital Vall d’Hebron y del Mar de Barcelona de los casos voluntarios que se adecuan a la nueva legislación vigente.
«No rehuímos la responsabilidad médica, que se da en circunstancias muy particulares, y que son 8 ó 9 casos al año a lo sumo», ha aclarado Corbella, quien ha explicado que los casos excepcionales, y que el hospital recoge en un documento, son seguidos por el comité asistencial y la comisión médica, bajo los protocolos aprobados.
«Si vienes como mujer a realizar una interrupción voluntaria del embarazo», el caso se derivará a otro centro, pero ha justificado que el nivel de excelencia de la unidad maternoinfantil del hospital obliga a atender casos complejos que, en algunos casos, requieren un ‘aborto médico’.
En un documento interno, al que ha tenido acceso Europa Press, el centro asume la interrupción del embarazo «en el caso de enfermedades maternas graves en las que el embarazo puede ser, con alta probabilidad, la causante de un desenlace fatal, justificado con informes detallados y apoyados por literatura científica actualizada».
También se asume la resolución de aquellos casos en los que se diagnostique una «anomalía fetal» que de forma altamente frecuente se asocie con una muerte fetal o neonatal a corto plazo, y también en aquellos casos de dolencias graves e incurables en las que el desarrollo neurológico impida una vida consciente y de relación con probabilidad de dependencia extrema y persistente.
Síndrome de Down
No obstante, el Sant Pau renuncia de forma explícita a abortos por cuestiones de enfermedades cromosómicas, como el síndrome de Down y el de Turnessr, independientemente de que implique una discapacidad física o psíquica, pero con excepción de casos en que se presenten marcadores adicionales de gravedad de los apartados anteriores.
El año pasado, el Patronato de la Fundación de Gestión del Sant Pau, que cuenta con Arzobispado, Ayuntamiento y Generalitat –con mayoría esta última–, aprobó derivar las IVE a otros hospitales y dejar de practicar abortos voluntarios. De todas, formas se acordó elaborar un protocolo para garantizar el derecho que reconoce la ley sobre interrupción voluntaria del embarazo y salud sexual y reproductiva, pero en otros centros.
En junio del año pasado, el Arzobispado comunicó públicamente que vela por que el hospital no practique abortos, y señaló que el centro nunca ha pedido la acreditación como centro autorizado para la práctica de interrupciones del embarazo.
Según el nuevo gerente del Sant Pau, el Arzobispado admite los casos extremos contemplados en el documento y argumenta: «Este centro no practica –la interrupción voluntaria– porque tiene esta condición de que en el patronato está la Iglesia y, por tanto, se acoge a la objeción y nosotros estamos totalmente de acuerdo y los profesionales también». «Otra cosa es que los profesionales lo que sí que no encontraríamos normal es no poder realizar una interrupción medica del embarazo cuando la vida de la enferma corre peligro o el feto porque es una actitud médica un procedimiento médico», ha señalado Corbella.
La derivación de casos voluntarios a otros hospitales de la capital catalana ha generado malestar entre los profesionales del servicio de ginecología de los citados centros por ver aumentada su carga de trabajo y su disconformidad de erigirse como centros de referencia en la materia, han explicado médicos a Europa Press.
El arzobispado lo admite en casos extremos
Preguntado por la cuestión, el Arzobispado se ha remitido a la Consideración del embrión humano, emitida por el Institut Borja de Bioètica de la Universitat Ramon Llull (URL) a favor de la vida, pero que entiende situaciones graves extremas. De hecho, el texto señala: «En caso de conflicto grave, estamos a favor de la decisión responsable y tomada en conciencia por parte de los afectados».
El Instituto admite que en caso de despenalización de la interrupción del embarazo en ciertos supuestos de conflicto grave que hacen prever un futuro de dolor y sufrimiento para los implicados, se comprende la intervención como un gesto de comprensión y acogida hacia las personas que se encuentran en circunstancias difíciles, concluye.
Me pregunto:
¿Es que hasta ahora se realizaban abortos no médicos en este hospital?
Encontrando dos respuestas posibles. La primera es que igual los ejecutaba un vendedor de trombones o cualquier otro intrusista, que de noche es vidente y trabaja en los sorteos de televisión.
La segunda es todavía menos ética, por lo que habré de descartarla: Por cuanto el ejercicio de la medicina se entrega a la mejora de la salud y bienestar del paciente, las praxis ordenadas a causarles el máximo empeoramiento que cabe esperar (la muerte) es contraria a la dedicación del médico, luego no podremos hablar con propiedad del término «aborto médico» en ninguna circunstancia.
Buscando algún sentido a este galimatías, la única solución que encuentro es que estén haciendo uso intencionado de eufemnismos con los que ocultar y edulcorar una realidad rechazable de principio y por principios. No es una especial agudeza lo que me lleva por este camino disquisitorio, sino la rutina que genera el hábito de encontrar siempre lo mismo en los intentos de justificar abortos. lamentablemente, encuentro por este sistema que no hacen nada más, aparte de intentar engañarnos y burlar a nuestras conciencias y las de S.E.R. el Cardenal Sistach. Porque la especificación de la característica que describe el adjetivo de «médico» da a suponer una excepción casual, lo que nos haría entender la exclusión de los otros casos, algo así como si éstos fueran los buenos y los otros no y por esto, se dejen de hacer.
O es que un nuevo hábito -saludablemente moral- destierra el deleznable de matar a un hijo por consentimiento de la madre: Cuando es el médico quien lo determina y no siempre teniendo conocimiento la gestante. ¿Es esto un aborto médico y lo otro un aborto a secas?¿Quién lo hace deseable y cómo lo justifica?
¿Pues quién iba a ser? Por desgracia, está detrás de todo esto el Instituto Borja de bioética, manantial de despropósitos contrarios al Magisterio de la Iglesia, que está obstinado en alumbrarla, para desgracia de todos. tan éticos, que aprueban que se derive el resto de casos a otros centros, porque son rechazables. (Ladrones: Vayan a robar a can Borja, que en mi casa está pero que muy mal hacerlo.)
¿Cómo lo va a justificar? De ninguna manera, porque no es posible hacerlo, no es justo. Ni visto desde la extraña sobredimensión de casos, que no coincide para nada con las estadísticas en que se da la posible elección (méramente técnica, que no moral) del médico entre ambas vidas, situación que raya en la actualidad los índices de lo improbable. Pero es que tampoco es justo que una institución consejera asesore a la Iglesia en contra de sus propias convicciones y principios, ni que encuentre el subterfugio casuístico para convertirla en el perro del hortelano, que ni hace, ni deja hacer. La clave puede estar en cómo se justifican las intervenciones en el seno de esta Diócesis, a través de un entramado de estructuras de marcada intencionalidad ideológica y afinidad a quienes disponen los cargos. Viene a ser el modo en que se llegan a dar por buenos los verdugos en los países en que las ejecuciones son públicas, ni más ni menos.
Bien, llevamos una parte avanzada, pero esto es relojería, por lo que resulta necesario que todos los resortes y engranajes tengan sus contactos para tener un buen funcionamiento. Éste no podría darse sin convencer a la opinión pública de que se está haciendo lo más santo, a la vez que se consiente lo que no se sabe evitar (Por no decir que de esto ya se encargan los de Borja). Aquí tenemos un fabuloso cuento sobre la ACAI, que viene como anillo al dedo. Quede claro que no han solicitado nunca el ingreso en la mafia de clínicas aborteras, pero tampoco ha de permanecer en la oscuridad que no es requisito para que puedan parcticarlos, ya que esta asociación es como una comunidad de vecinos: Se dedica a gestionar y decidir algunos asuntos en modo colectivo, pero no tienen la competencia de legitimar los quirófanos o a los aborteros y se puede tener un matadero de hijos sin pedirles permiso. Si nos dicen desde el Consistorio que tampoco han pedido wi-fi en el hospital, tendrán la misma razón para disuadirnos.
Y llega el cumplimiento de la «Ley Aído». Pues miren ustedes, señores del Consistorio: En la juguetería de la esquina no tienen estos problemas, ni los tienen ustedes tampoco. No existen en los hospitales en donde no se aborta, a menos que se busquen específicamente. Si quieren, pueden hacerse todos «Pionners» y obedecer la promesa de no beber nunca más, como hacen los miembros de este colectivo, pero nadie les obliga. Quede claro.
Tampoco este lenitivo conseguirá evitar que una angustia enorme recorra la mente de todo aquél que se pare a considerar que cuando se siguen haciendo abortos y se han prohibido los voluntarios, sólo se pueden hacer los obligados, por exclusión simple. Ni conseguirán que el feto que dan por inviable aumente su viabilidad dándole muerte.
Llegando aquí, ya no me pregunto a quién quieren engañar, sino ¿A quién pueden engañar? está claro, nadie va a creer que esta tramoya es un escenario real, pero van a conseguir que los partidarios del aborto tengan nuevas distracciones para dejar de considerar que el feto sigue adelante en su gestación hasta el momento del parto si no se despedaza o envenena y que haya un nuevo asidero para permtir la desidia que por parte de nuestra Iglesia se está dando en este caso, que no es otro que de probada incompetencia. Pero una incompetencia que toma aquí el cariz equívoco, al aducir la característica de excelencia del centro para tener que admitir estas matanzas, cuando no llegue la del Hospital del mar o Valle Hebrón… Excelencia que pueden rebajar intencionadamente, bastando con no mantener a los cualificados en lo que no debe hacerse.
¿Pero dónde queda la excelencia de la Iglesia? Olvidada por completo, cuando se hace tabla rasa de las consideraciones de doctores como Gerôme Lejeune o Jouvé y se entiende que puede hacerse distinciones cualitativas entre personas con síndrome Down y otras que sufren otras alteraciones, que es un gesto de comprensión el de suponer que los enfermos no tienen alma -Requisito imprescindible a mi modo de ver para practicarles la eutanasia activa- o que el banderillazo intrauterino es un gesto de acogida.
Por Iñigo Ruiz
Perseverando en el 25-V
Cada concentración por la vida que celebramos se distingue por algo. Creo que esta vez ha sido por los dos excelentes textos que en él se han leído y que aquí os dejo para vuestra reflexión:
LA MADRE QUE PIENSA EN ABORTAR DEBE SER AYUDADA A AMAR
(…) Yo siento que el gran destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra contra el niño, una matanza directa de niños inocentes, asesinados por la propia madre.
Y si nosotros aceptamos que una madre pueda matar incluso a su propio hijo, ¿cómo es que podemos decir a otras personas para que no se maten? ¿Cómo persuadimos a una mujer para no hacer el aborto? Como siempre, debimos de persuadirles con amor y debimos de recordarles que amor significa estar dispuesto a donarse hasta quebrarse. Jesús dio Su vida por amor a nosotros.
Así, la madre que piensa en abortar, debe ser ayudada a amar, o sea, a donarse hasta que quiebre sus planes, o su tiempo libre, para respetar la vida de su hijo. El padre de este niño, quienquiera que él sea, debe también donarse hasta que se quiebre.
A través del aborto, la madre no aprende a amar, sino que mata a su propio hijo para resolver sus problemas. Y, a través del aborto, se dice al padre que él no tiene que tener ninguna responsabilidad por el niño que él trajo al mundo. Este padre probablemente va a poner a otras mujeres en la misma situación. Luego, el aborto sólo trae más aborto.
Cualquier país que acepte el aborto no está enseñando a su pueblo a amar, sino a usar de cualquier violencia para conseguir lo que se quiere. Por eso es que el mayor destructor del amor y de la paz es el aborto. “Vamos a rescatar al niño”. El niño es el don de Dios para la familia. Cada niño es creado a imagen y semejanza de Dios para grandes cosas — para amar y ser amado. Cuando las personas más viejas son llamadas a Dios, solamente sus hijos pueden tomar sus lugares.
Beata Madre Teresa de Calcuta.
Y este otro, no destinado a considerar la lucha por la vida, sino a considerarnos a nosotros mismos, quienes somos a menudo culpables de omisiones que conllevan las peores consecuencias. Tenemos motivos para salir, como aquí podemos ver:
Frente a la cobardía: Yo no.
Imagino al caballero (frente y voz en alto), siguiendo así: «Escóndanse los muy avisados que ven la injusticia y, pudiéndola remediar, siguen adelante, camino de casa, como si fueran en la paz y gracia de Dios que, con sólo esto, ya han perdido. Pero ¿vamos a amadrigarnos los ganosos de enderezar lo torcido con nuestro fuerte o quebradizo brazo? No hay razón ni derecho a quejarse si calentamos a la lumbre nuestros miembros, más ateridos de miedo que de frío. Porque detrás de las villanías, de las traiciones, de las deshonras, de los escándalos y los infortunios (como a espaldas de todos los excesos de que hubo y habrá noticia) ha habido y habrá siempre un prójimo que prefirió disimularse en casa.»
Por todas estas razones y por las nobles leyes de la caballería… ¡jamás se dirá que Don Quijote de la Mancha se volvió a casa!«
* Para dar verisimilitud a su novela, Miguel de Cervantes recurre a un historiador imaginario del que va tomando noticias históricas, Cide Hamete Benengeli. Calleja introduce aquí el recurso de preterición, al imaginar que esta información de que a Don Quijote le aconsejaron volver a casa y él respondió lo de «decís bien», atribuyéndole este noble diálogo.