las cuentas de la leche

Yolanda, de la asociación «Pensando en abortar» me plantea un problema: Para ayudar a las mujeres que tienen dificultades  para una feliz maternidad, necesita leche y pañales.

Sus cuentas son inversas a las del conocido cuento de la lechera. En primer lugar, porque lleva la metafórica jarra de leche bien amarrada y cerrada, no vaya a ser que se caiga. Sus cálculos nunca son fantasiosos ni buscan rédito o beneficio personal, se centran siempre en necesidades acuciantes en el momento, en lo que piden esta o aquella mujer en concreto, las necesidades de este matrimonio o de aquellos niños.

Yolanda no va a invertir dinero o bienes para conseguir mayores ganancias. Su carácter generoso y entregado le lleva a invertir tiempo, sacrificio, oración, entrega y escucha a quienes lo necesitan. Lo hace sin obtener nada a cambio.

¿Nada? Aquí he metido la pata hasta el fondo. Claro que gana Yolanda. Y gana mucho, más que nadie: Gana almas para Dios, vidas para niños inocentes, felicidad, libertad y amor para madres castigadas por el egoísmo y el abuso.

Me río ahora del cuento de la lechera y de sus negocios, tanto de los que soñaba, como del que hizo. Para obtener estos impagables beneficios, hay que emplearse a fondo y coordinar a todos los colaboradores que vamos dando la vara con la mejor intención del mundo. Y así, vamos tirando, conseguimos ropa por un sitio, cochecitos por otro, algunas cunas… Todo entra igual que sale, sin permanecer demasiado tiempo almacenado, por lo que hay que moverse constantemente.

Las familias -las buenas y benditas familias- y los padres conscientes de lo que cuesta llevar adelante a una criatura (porque lo han vivido y bendito sea su esfuerzo), son nuestra ayuda constante.

Pero hay algunas cosas en las que ya no «vamos tirando», las que no pueden ser de segunda mano y además, se acaban: Pañales y leche para los bebés. Dáos cuenta de que siempre llega menos ayuda de este tipo, pero que siempre es necesaria, que la leche en polvo tiene una caducidad que no permite almacenarla por mucho tiempo, que los pañales correrían el peligro sanitario de criar hongos y tienen tallas.

Claro, la única solución es tener un dinerillo guardado y poder comprar estos artículos de primera necesidad. Pero nosotros ya no llegamos, estamos cubriendo muchos casos. Por esto os lo pido: Entrad en http://www.pensandoenabortar.org/ y buscad por ahí, donde encontraréis el típico botón de «contacto», e-mail, teléfonos, nº de cuenta de la asociación… En fin, todos los medios para ingresar algo.

Como orientación, calculamos un promedio de 125 euros al mes por niño durante el primer año de vida. Cierto es que hay bebés que tienen lactancia materna  -con el ahorro que conleva- pero hay otros que necesitan leche especial, por problemas alimenticios o metabólicos. Y es más cara.

Este asunto ha sido puesto en oración ante el Santísimo, por lo que sabemos que van a cubrirse las necesidades. A Él le pedimos que bendiga y proteja a cuantas personas caritativas medien en esto.

Por Luna.