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Dia de la tierra e ideología nati

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Leo en el «google doodle » de hoy que es el día de la Tierra. Lo celebran de una forma sintomática y casi caricaturesca, ornando el nombre del buscador con florecitas y césped, propias de un jardín. No podrían ser más honestos, porque  la ecología no pretende otra cosa que ajardinar el orbe a su antojo, prescindiendo de toda consideración verdaderamente importante, que calificarán como obstáculo a sus pretensiones cuando se les argumente.

Eso de la «ecología» es algo que rechina, que entra verdaderamente mal por su sensacionalismo y acusada obsesion, que pretende fundamentar los motivos éticos y morales en aspectos emotivos de incuestinable visión parcial y excluyente. Quienes imploran santuarios para las ballenas no cuidan en absoluto del de la Madre del Amor Hermoso o de la Divina Misericordia. Todo juicio de valor ha de ir destinado a los cetáceos que distan tantas millas de nosotros en lo físico como en lo espiritual. No importa la humanidad en un momento dado, sino que ésta sirva al zoológico en que se preserva contra las mismas leyes de la naturaleza a una serie de bichos cuyo destino es la desaparición por el ataque de lo que siempre olvidan: Los microbios.  No me extrañaría que el ímprobo esfuerzo por conservar a los últimos osos panda termine con una más que previsible (e insolucionable) epidemia en este siglo o en el que viene.

Y es que los que se dicen defensores de la naturaleza olvidan en todo momento sus leyes. Tanto las que rijen el equilibrio de las especies, como otra más profunda e inalienable para el hombre, como es la ley natural.

Por esto tenemos el estudio demográfico como una de las preocupaciones mayores en este día. Pre-ocupaci0nes, por que previamente se ocupan de enfocar la cuestión desde prismas malthusianistas, pese a ser hecho probado que los cálculos de Mathus eran absolutamente erróneos, que partía de una premisa falsa y que jamás tuvo en cuenta ponderables más que evidentes, como los decesos por causas naturales. No sé quién quiere seguir a un idiota que no supo recordar cómo las pestes terminaron con la tercera parte de la población europea en menos de un siglo, pero sea quien sea, viene siempre con una insoportable pedantería, pretendiendo servir a unas ciencias que desconoce por completo.

Y es por este desconocimiento que tiende siempre al sensacionalismo y a marcar él los problemas, sin permitir que otros podamos ver que son diferentes de los que plantean, que su índole es muy distinta de la etiología que presumen, que sus consecuencias no son las que vaticinan.

Si en algo me gusta de verdad ser un hereje odioso es en estos placebos morales, de los que me río a mandíbula batiente cuando no los rebato con lo primero que se me pasa por la cabeza. -Suele bastar, porque el grado de irreflexión al respecto es tan alto, que a dos palabras que uno diga, ya no saben qué responder.-

Nunca me ha acompañado un ecologista de «grinpis» al tuétano de los incendios forestales, en donde he pasado agradables días de extinción, ya que es un deporte que me gustra practicar cada año, desde los ochenta. Por la periferia, puedo encontrar a todo tipo de rasta o de bicharraco con esteladas, ballenas colgando de las orejas o camisetas new-age del tipo que sea, pero siempre llevan en una mano una tajada de sandía, a la que dan bocado tras bocado, mientras dicen aquéllo consabido por los voluntarios veteranos: «No quedamos aquí para evitar que el fuego traspase la carretera y cuando llegue, ya actuaremos.» Les llamamos «pijasocas» (Mea-tocones) y sabemos que hay que mantenberlos alejados de las zonas de peligro, porque no tienen ni la más remota idea de por dónde evolucionan los frentes de fuego y sólo saben «apagarlo» con cubos de agua o sulfatadoras.

Sin embargo, soy como ellos en algunas cosas: También defiendo a la naturaleza. Desconozco mis emisiones de CO2 y me traen sin cuidado, reciclo más bien poco, desprecio a los koalas y linces, no creo en el calentamiento global ni cuido de cerrar un agujero de la capa de ozono que no depende en absoluto de los aerosoles que emplee, pero la defiendo mucho más que ellos.

No porque les gane de calle en el número de hectáreas anuales de tierras salvadas de incendios (que también), no porque mi sobriedad me lleve a una generación ínfima de resíduos (que también), porque plante cosas por ahí (que también) .  La cuido porque la quiero, porque me he criado entre ella, gozando de las marchas y campamentos. La quiero porque es Creación, esto es, un Don de Dios que debo disfrutar en la debida dignidad y hacia el que debo tener el necesario respeto y decoro.

Porque la quiero amar, cuidar, dignificar y conocer, me gusta comtemplarla. Planeta Tierra que es a la vez el mundo con lo mundanal, como el destino de nuestro Señor Jesucristo para Redimir a la Humanidad, ámbito de su Predicación y morada de sus seguidores. Entorno de Trascendencia, porque en él podemos alcanzar la Vida Eterna y llegar a la Casa del Padre. Esta es mi Tierra y éstas son mis razones.

Sobre la naturaleza, tengo otras: Me gusta contemplarla y la admiro en todo su esplendor. No sólo en la belleza de las especies y el terreno, sino en la más profunda, de carácter ontológico. Las preguntas llamadas fundamentales y la llamadas trascendentales son las que me llevan por los paseos que  -interiormente- hago por esta naturaleza. Ésta sí se ha de cuidar con esmero porque su equilibrio depende más de nosotros, pero sobre todo, porque con mucha facilidad podemos causarle un daño lamentable.

Por ellas no puedo compartir la ideología nati (de National Geografic Magazine). No permito que se amparen en la supervivencia de los bichos que en ella privilegian, -dándoles hegemonía sobre las lechugas y los pimientos- para decirme que sobra gente en el mundo y que hay que controlar la natalidad, que nuestro deber es evitar ser buenos padres para que puedan nacer buitres leonados. Discuto que haya de pasar hambre los indígenas  para que en el Amazonas no haya ni siquiera cortafuegos, que se mire sólo la última añagaza del «rainbow warrior» sin poder admirar los sacrificios de una familia por salir adelante o de un empresario por adjudicar las debidas nóminas pese a la crisis.

Y me regodeo refutando la estupidez de que tooodos los dinosaurios la cascaron por culpa de un meteorito, tomándose un tiempo de algunos millones de años. Sé que unos la diñarían de hambre, a otros se los zamparon los más voraces, los de más allá diñaron por gastroenteritis y el resto, de aburrimiento. El momento de mayor regocijo es el de las demostraciones, que siempre son más flacas y depauperadas las meteoríticas que las mías.

Señores: Fuera bromas. Hemos nacido para cosas mayores. No podemos destinar toda nuestra vida a la propaganda de una actitud que está de moda sin desarrollar nuestra personalidad, olvidando valores que son esenciales y preponderantes a raíz de lo circunstancial. El ecologismo es un placebo, se administra para que el paciente cree que ha tomado algo y con ello se cure de su grillo de la copnciencia en una actitud nihilista y chapucera. Si llevamos una vida recta y sana, no causaremos especial daño a nuestro entorno. Lo demás sobra. Démonos cuenta de una vez de que estos alegatos son una palanca para posturas extremadas que tienden a la deshumanización y buscan siempre noviazgo con el resto de postulados new-age para confundirnos y terminar por pervertir nuestra escala de valores.

Veamos como es una secuencia de cortinas de humo tras la que siempre se esconden intenciones electoralistas, que pretenden fijarnos lo urgente, para que no pensemos en lo necesario.

Propongo una última consideración en este día de la Tierra, es sobre la nuestra: España es Tierra de María.

Por Luna

Written by barcelonavida

abril 22, 2012 a 8:06 pm

6 respuestas

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  1. ¿Cómo se llama tu ideología?

    Flapi

    abril 23, 2012 at 4:08 pm

  2. Estas consideraciones salen a las luces del humanismo cristiano, aunque están expuestas de un modo muy personal. Hay que entender que no es una mera ideología sino algo mucho más profundo y que abarca mucho más, que conforma una idiosincrasia. – Entre otros aspectos, porque el cristianismo no es sólo una ideología ni comprende exclusivamente un humanismo-.

    Luna

    abril 24, 2012 at 10:01 am

  3. Benedicto XVI, ante el Parlamento alemán, hizo un encendido elogio del movimiento ecologista, y contrapuso su romanticismo al iuspositivismo reinante, hermano del relativismo. Los ecologistas se han dado cuenta de que la naturaleza debe ser defendida, tiene unos derechos objetivos, no pura emanación legal. Tanto BXVI como JP II han sido muy ecologistas. Eso sí, señalando como primario el ecologismo humano.

    carlos palos

    abril 24, 2012 at 12:51 pm

  4. En efecto, Carlos. La paradójica falta de aceptación de la Ley Natural de los ecologistas es uno de sus grandes errores. Realmente es una horquilla, por un lado tenemos este y por el otro la disparatada línea de actuación, inconsecuente con el objetivo -que además, no se ha estudiado con el necesario rigor científico.-

    Luna

    abril 24, 2012 at 8:25 pm

  5. ay que cuidar la tierra

    Crack

    May 11, 2012 at 3:48 pm

  6. Lo has pillado, Crack. Justo lo que digo en la entrada, si te fijas.

    Luna

    May 11, 2012 at 5:32 pm


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