En el Domingo del Buen Pastor
Recordemos a Lope de Vega:
Pastor que con tus silbos amorosos
me despertaste del profundo sueño,
Tú que hiciste cayado de ese leño,
en que tiendes los brazos poderosos,
vuelve los ojos a mi fe piadosos,
pues te confieso por mi amor y dueño,
y la palabra de seguirte empeño,
tus dulces silbos y tus pies hermosos.
Oye, pastor, pues por amores mueres,
no te espante el rigor de mis pecados,
pues tan amigo de rendidos eres.
Espera, pues, y escucha mis cuidados,
pero ¿cómo te digo que me esperes,
si estás para esperar los pies clavados?
Hoy es día para pedir por las vocaciones religiosas, especialmente, las sacerdotales. Lo aprovecho también para recordar a los sacerdotes que conozco, considerar su trabajo y agradecérselo. Y también ¿Por qué no? Ver en qué más puedo ayudarles en su tarea.
Felicidades a todos ellos y muchas gracias por su servicio.
Luna
abril 29, 2012 at 10:51 am